Tampoco es desdeñable el ejercicio de la maga con Cristóbal Montoro, al que ha hecho aparecer genuflexo en el Congreso de los Diputados para asegurar que bajará los impuestos.
Claro que lo mejor es lo que pasará el próximo sábado en el hotel Petit Palace de la plaza de Santa Bárbara. Íñigo Errejón le ha pedido a la maga Inés que le corte la coleta a Pablo Iglesias, pues piensa que en ella reside, como en Sansón, la fuerza del líder podemita. Si Pablo acude a la cita con Inés, la maga, sin tijeras y a distancia, le dejará sin coleta y luego pondrá a subasta la cola de caballo del dirigente de Podemos para financiar con el dinero recogido a la principal asociación de niños desfavorecidos.
Inés ha sido proclamada entre los 25 mejores magos del mundo. Eso le ha permitido participar en Londres en The Next Great Magician, considerado como el programa audiovisual de máxima categoría. La maga aceptó ser enterrada viva y, en un ejercicio a lo Houdini, escapó de su sarcofágo entre el aplauso rendido de los espectadores británicos. Desde Estados Unidos a Rumanía, desde Suecia a Corea del Sur, Inés ha dejado en medio mundo nuestras deslumbrantes de su capacidad para la magia. «Soy una maga, no una bruja», ha declarado. Coincide así con Julio Caro Baroja, que consideraba a la magia anterior a la religión.
«Los conjuros en Babilonia –escribí en su día– iban más allá de la brujería. Los chamanes anticiparon los ritos yoruba cristianos de la santería en Cuba o el vudú en Haití». La Iglesia cristiana condenó la magia en el año 429. Muchas magas acusadas de brujas fueron quemadas vivas en la plaza pública, conforme al código Teodosiano. Desde la máxima altura intelectual, Caro Baroja estudió la magia como la expresión de algo que ha acompañado siempre al hombre.
Acudí al hotel Petit Palace para contemplar a Inés, la maga. Mi inolvidado amigo Alfredo Marqueríe, crítico teatral enamorado del circo y la magia, se hubiera quedado tan asombrado como yo. Sin un fallo, sin una vacilación, Inés resolvió los más sorprendente trucos para estupefacción del público que la contemplaba. Se comprende que The Next Great Magician la cuente entre los 25 mejores magos del mundo.
El próximo sábado volveré al hotel Petit Palace. No sé si Pablo Iglesias aceptará el desafío. Seguro que quiere seguir galopando por la política española con su cola de caballo en ristre, igual que su denostado Donald Trump se esfuerza por exhibir su pelo cardado y gualda. Después de trasladar a un teatro de cuerpo presente a Mariano Rajoy se puede esperar cualquier cosa de la maga Inés. De no creer lo que hace. Nadie perderá el tiempo si acude a presenciar la magia de esta mujer que acaba de ser enterrada viva en Inglaterra y, como si fuera Houdini, resolvió la situación para salir vivita y coleando de la trampa que le habían preparado los británicos.