Miquel Giménez-Vozpópuli

  • Dice la RAE que la infamia es descrédito, deshonra, maldad o vileza en cualquier línea. Definición perfecta para Pedro Sánchez y sus asociados

Lástima no vivir en aquella Roma en la que la infamia conllevaba la pérdida del honor, la reputación, el poder acceder a un cargo de elección popular o votar en los comicios. Sólidos tiempos en los que a los infames se les cortaba la nariz, metiéndolos en un saco con ratas para arrojarlos al Tíber. La infamia es maligna en cualquiera, pero cuando habita en la silla oficial se convierta en algo más repugnante. Una vez instalada, ya no se puede evitar caer más y más bajo por esa pendiente que conduce al infierno según Virgilio. Descender es fácil, pero volver a ver el cielo es imposible.

No creo en la redención del Gobierno de Sánchez. Han bajado demasiados escalones con harta rapidez hacia el abismo como para poder ser salvados. Sus infamias han de quedar como uno de los capítulos más negros en la reciente historia de España. Porque es infame blanquear a ETA a costa de mirar hacia otro lado cuando de asesinados se trata. Porque es infame hablar, siquiera para preguntarle la hora, con Otegi, y mucho menos pactar. Porque es infame renegar de tu propia lengua e impedir que sea de uso común en la escuela, quedando en manos de enanos resentidos darle una patada a España, la que nunca tuvieron valor de dar, mediante la negación del español en la enseñanza. Porque es miserable, máxime cuando de un pretendido Gobierno de izquierdas se trata, que el noventa por ciento de las personas que solicitaron el ingreso mínimo vital o el pago del ERTE no lo hayan recibido y, por si fuera poco, se cambien los requisitos cada dos por tres. Porque es miserable la pasividad ante la invasión marroquí en Canarias sin que el Gobierno movilice a la Armada para defender nuestras costas, convirtiendo un territorio turístico en un solar.

Porque es infame el nivel de ignorancia y chulería de quienes ostentan responsabilidades en el Gobierno. Porque es infame que quienes más hablan de igualdad tengan a sus cónyuges enchufadas. Porque es infame hacer uso de un avión oficial de manera abusiva. Porque es infame que la negligencia unida a la incompetencia hicieran ver que no pasaba nada con el virus hasta que fue tarde. Porque es infame bloquear el portal de transparencia para que no podamos saber con quién y a qué precio se negociaba con la salud de los españoles.

Porque todo esto es una infamia y quienes la cometen son el PSOE, Podemos, los separatistas vascos y catalanes y los etarras, además de algunos espontáneos que acabarán pagando carísima su ambición

Porque es miserable como se ha abandonado a los constitucionalistas en Cataluña, en las tierras vascas, en Asturias, en Galicia, dejándonos en manos de la derecha más casposa y rancia que existe en toda Europa, la que discrimina por haber nacido aquí o allí. Porque es infame mantener una agenda oculta que busca subvertir el orden constitucional desgastando a sus principales instituciones, singularmente la Corona, el Parlamento y el poder judicial.

Porque todo esto es una infamia y quienes la cometen son el PSOE, Podemos, los separatistas vascos y catalanes y los etarras, además de algunos espontáneos que acabarán pagando carísima su ambición, hay que decirlo. Para que la historia no tenga solamente la versión almibarada de RTVE o TV3. Que sepan que en España se primó la propagada antes que la sanidad, se colocó en cargos importantísimos en momentos muy delicados a auténticos incompetentes, que fue más importante repetir la consigna del líder que tener una buena formación universitaria, que pesaba más la relación personal con el cabeza del partido que la valía intelectual. Que palabras como España, Fuerzas Armadas, fuerzas de seguridad, igualdad ante la ley, justicia social, patria u honor fueron ridiculizadas, cambiándolas por Estado plurinacional, cultura feminista, sostenibilidad, heteropatriarcado, por el odio hacia quien supo destacar en lo económico como Amancio Ortega o en lo artístico como Pitingo. Que conozca la historia hasta qué punto fue miserable este tiempo y sus gobernantes.

Porque eso es lo que son, si nos atenemos a la definición de la RAE. Son descrédito, deshonra, maldad o vileza. Acta deos numquam mortalia fallunt, decía Ovidio. Sí, las acciones mortales nunca engañan a los dioses. A muchos mortales, tampoco.