ANTONIO BURGOS-ABC
- No van a parar hasta que creamos que la guerra la perdieron los nacionales
Hace cuarenta años, cuando en octubre de 1982 venció Felipe González por mayoría absoluta y comenzó el cambio, el PSOE ganó también muchas otras cosas, como la capacidad de urdir la que ahora llaman ‘ingeniería social’, y de promulgar leyes que en vez de buscar el bienestar de los españoles pretendían la supremacía su ideología. Todo ello, la verdad, sin radicalismos, sin tocarle a la propia esencia de la Constitución y del régimen de libertades de 1978. No insistiré en si aquel PSOE que ganó en 1982 es el mismo que este que gobierna en 2022 con la ayuda de todos los que quieren destruir la concordia de la Transición, del Cambio y de la Corona. ¿Era más de izquierda aquel PSOE triunfante de Felipe de 1982 que este PSOE de Sánchez de 2022, medicante de votos para permanecer en el poder? ¿Se hubiera metido González en el berenjena de la ley ‘trans’ o en reformar la sedición para que se beneficiaran aún más los que ya han sido excarcelados tras perpetrar un golpe de Estado contra la integridad territorial de España?
Una de las cosas que ganó González en 1982 fue no sé si el derecho, pero sí la posibilidad de reescribir la Historia. Y esa posibilidad la han llevado a sus últimas consecuencias sus sucesores Zapatero y Sánchez. Estamos contemplando la paradoja de que la Historia, como ocurría hasta ahora, no la escriben los vencedores, sino los vencidos. Los vencedores… de 1982. Nada, no van a parar hasta que consigan que creamos que la guerra civil la perdieron los nacionales (los fachas, vamos) y la ganaron los republicanos. A menos a día de hoy, los nacionales han perdido la guerra, por ingeniería de la Memoria Democrática. Recordar sólo media Historia es un socorrido método con el que están logrando que muchos olviden toda la realidad de los tristes hechos.
Pondré unos ejemplos, para que se pueda ver lo preocupante y sorprendente de cuanto digo. Lo que está haciendo este Gobierno con la Historia más reciente de España y especialmente con la guerra civil es como si nos hicieran pensar, con amenaza de multa a quien lo contrario dijere, que los garrochistas andaluces fueron derrotados en la batalla de Bailén; y que Napoleón entró en Cádiz para plantar la tricolor en las Puertas de Tierra; y que el 2 de Mayo de 1808 nunca hubo fusilamentos de españoles en la Moncloa, que Goya pintó franceses. Es como si nos quisieran hacer creer que fueron los franceses los vencedores y los españoles, los derrotados, y que Gerona sitiada no resistió un solo día. Con esta ingeniería histórica aplicada a las heridas más recientes de nuestra Historia, las han vuelto a abrir, cuando estaban ya olvidadas y cicatrizadas. Es como si Don Pelayo nunca hubiera empezado la Reconquista; como si hubieran sido los indígenas americanos de Guanahaní los que hubieran llegado en 1492 a Palos de la Frontera para descubrir España. Claro que mientras nos entretienen con la ingeniería histórica de la Memoria Democrática no pensamos en la ruina económica que tenemos encima, en la deuda y en la desgracia de Gobierno que nos ha tocado. Ah, y la ETA nunca existió.