Ingratitud

Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

El dúo Sanchez-Calviño, que hace dos días y en un alarde de endogamia compartían plató, audiencia y entrevista en ‘Ferraz Televisión’, no sale de su asombro y continúa preguntándose cómo es posible que los españoles sean tan ciegos ante la evidencia de los datos económicos que acompañan a la economía española y tan insensibles ante la generosidad del riego de mercedes que han realizado, sin desmayo ni reposo.

En las pasadas elecciones, los votantes, ¡ay señor que injusticia y cuánta ingratitud!, les dieron la espalda y tiñeron de azul alcaldías y comunidades autónomas, mientras que, ahora, los encuestados responden tonterías a los encuestadores que apuntan a un segundo alarde de inconsistencia en la próxima votación.

¿Cómo es posible este desenlace? Bueno, primero de todo, el desenlace no se ha producido todavía y de aquí al 23 puede pasar de ‘casi’ todo. En segundo lugar, que la evidencia de los datos económicos no son tan evidentes. Ni el empleo es tan sólido como asegura la señora Yolanda Díaz (¿es posible hablar de mejoría apabullante del empleo fijo cuando solo en el mes de junio se han celebrado casi millón y medio de contratos?); ni los precios han abandonado su perversa manía de crecer; ni las previsiones para el segundo semestre son tan favorables como fueron las realidades del primero (lea el informe de Esade publicado ayer); ni el entorno europeo en el que se mueve principalmente nuestra economía da señales de poder mantener un crecimiento mínimo. Y, en tercer lugar y quizás el más importante, que esa mejoría no llega a los mercados donde la gente hace sus compras, ni a las cuentas corrientes donde guardan sus ahorros en fuga.

Ahora llega el Banco de España y nos dice que una de cada diez familias no tiene ingresos ni para cubrir sus gastos básicos y que, como temíamos, los precios de la cesta de la compra y la subida de los tipos de interés disparan el riesgo de lo hogares de convertirse en vulnerables. Aquí da la impresión de que la fórmula progresista de subir los impuestos no va a ser suficiente. Y menos duradera.

¿A quién le quitaremos el dinero cuando se lo hayamos quitado a quienes ahora lo tienen? Sospecho que los votantes se convencen, poco a poco, de que el riego continuo de mercedes terminará por agotar el embalse del Estado y que es prudente preocuparse por crear riqueza antes de repartirla. ¿Quién es más eficaz en esto de crear un ambiente en el que se genere más riqueza? Siga las encuestas…