Javier Fernández Arribas-El Correo

  • Son tres graves problemas que se llevan arrastrando muchos años y que se han convertido en graves amenazas para la supervivencia de uno de los mejores inventos de los últimos dos siglos como es la Unión Europea

Los retos y desafíos para el presente y el más inmediato futuro de la Unión Europea tienen carácter político, económico, comercial, social, tecnológico, de seguridad y defensa, comunicación, pero, sobre todo, de principios y valores. Dentro del diagnóstico profundo y acertado que encontramos en los informes Draghi y Letta con propuestas y soluciones que ahora muchos prefieren y pretenden mantener en un cajón bajo llave, podemos centrar y poner el foco en tres graves problemas, inmigración, deuda y defensa, que se llevan arrastrando muchos años y que se han convertido en graves amenazas para la supervivencia de uno de los mejores inventos de los últimos dos siglos como es la Unión Europea.

Con Trump apretando con fuego amigo y con Putin apostando muy fuerte para lograr sus objetivos, la idea de echar mano de China ha seducido a muchos dirigentes que ven en el gigante asiático una solución más o menos factible, más o menos rentable con los ojos cerrados a la democracia, a la libertad, a los derechos humanos. Cambiar de socio prioritario en plena crisis mundial es sumamente delicado y claramente poco recomendable, a pesar de que Trump hace todo lo posible por lograr una Europa debilitada y dócil con un euro menos competitivo con el dólar.

Podemos pensar en grandes países emergentes como la India, Arabia Saudí o Brasil, pero, sin descartarlos e impulsando con ellos las relaciones, las cuentas tardarían mucho en cuadrar. Volvemos a los informes italianos, como dice un diplomático español, para ver la necesidad de asumir la propia Europa sus profundas reformas y los cambios inaplazables para afrontar con suficientes garantías la supervivencia de una Unión que es imprescindible para cualquier país europeo.

Tenemos el borrador del presupuesto del periodo 2028-2034 presentado por la Comisión como el más ambicioso de la historia comunitaria. Cada país ya se queja de los recortes que va a sufrir en lugar de hacer el preceptivo examen de las propias reformas y recortes necesarios. Europa tiene que reindustrializarse, redimensionar su estado del bienestar, asumir las medidas que tiene que adoptar en cada sector y todo con la imprescindible necesidad de que cada estado asuma sus propios retos. Podemos pensar en inmigración, en deuda, en seguridad y defensa, en muchos otros sectores básicos también en nuestras sociedades, pero cada uno está obligado a hacer sus propios deberes. Francia lo intenta.

España está en otras cosas y resulta vergonzoso que los fondos europeos Next Generation solo se hayan ejecutado un 26%. Año tras año, devolvemos a Bruselas miles de millones de euros por la grave irresponsabilidad, intereses opacos e ineficacia de nuestros gobernantes. Otro escándalo vergonzoso más.