Ni IU ni el PNV ni ERC apoyan la persecución judicial y policial de ETA. Defendiendo la sentencia del 11-M deben celebrar, no la persecución del yihadismo, sino la condena de la guerra de Irak y la absolución de ETA y del nacionalismo radical. El PP ha coqueteado con la conspiración, pero el PSOE está enfangado de acuerdos con esos adalides del entendimiento con el terrorismo.
Aparcada la teoría de la conspiración, al menos entre los líderes políticos, la visión del 11-M permite distinguir ahora otros lodazales, los más importantes para valorar la política contra el terrorismo islamista. Por ejemplo, la conversión de la extrema izquierda y de los nacionalismos radicales en los más entusiastas defensores de la sentencia de 11-M. Es decir, de la persecución del terrorismo islamista.
Como es obvio que esto no es así, parece también evidente que estos valedores de la sentencia están pensando en otra cosa muy distinta al terrorismo islamista. O que el terrorismo islamista es para ellos tan secundario e irrelevante como para los teóricos de la conspiración. Que fuera IU la que pidiera la comparecencia de Rubalcaba en el Congreso para refrendar la sentencia da una idea de la magnitud de la otra manipulación del juicio.
O que el entusiasmo de IU fuera compartido por Emilio Olabarria, un acérrimo defensor de los acuerdos con ETA que aún no es capaz de distinguir entre etarras y demócratas. O por Joan Puig, que también tiene grandes dificultades para respaldar la acción de la justicia y de la policía contra los terroristas etarras.
De hecho, ni IU ni el PNV ni ERC apoyan la persecución judicial y policial de ETA. Y no hacen distinciones entre ETA y Al Qaida a esos efectos, policiales o judiciales. Por lo que deben de estar celebrando otras cosas con su defensa de la sentencia del 11-M. No la persecución del yihadismo, sino la condena de la guerra del Irak, la agitación preelectoral contra aquella guerra, y la absolución de ETA, y, por lo tanto, del nacionalismo radical.
Rubalcaba se autocontroló y Jorge Fernández Díaz enterró definitivamente la conspiración. Pero no es posible ningún acuerdo PSOE-PP contra el terrorismo islamista con estos grupos radicales de por medio. Mejor dicho, al lado del PSOE. El problema, como afirmó Fernández, es que parecen hacer el trabajo sucio al PSOE. Y el PP ha coqueteado con la conspiración pero el PSOE está enfangado hasta el cuello de acuerdos con esos adalides del entendimiento con el terrorismo, el de aquí y el otro.
Edurne Uriarte, ABC, 8/11/2007