Juan Carlos Girauta-El Debate
  • Los podemitas que han linchado en los medios a Nacho Cano no someterán a su gurú a titulares engañosos y tertulias caníbales, ni le pondrán veinte micrófonos delante para que detalle despacito qué hacen sus becarios

Doscientos euros al mes paga a sus becarios el chiringo de Pablo Iglesias. En contraste con la que le liaron a Nacho Cano por el trato a sus becarios, no hay ahora ninguna reacción. Pasmoso, pues a diferencia de los de Iglesias, los del músico madrileño no trabajaban, siendo su beca exclusivamente de estudio. No es la primera vez que me ocupo del tema; creo que le doy la importancia que merece a un intento de asesinato civil que, si se ha quedado en intento, es porque las dotes de Nacho Cano no se circunscriben a la música y es hueso duro de roer. Tan duro que se van a romper los metafóricos dientes en el intento. Pocos casos como el suyo dan idea de la degradación de las libertades en España, de las obscenas operaciones de unos gobernantes metidos a perseguir ciudadanos, una policía política y una prensa cómplice. Solo teniendo esas tres piezas engrasadas y en estrecho contacto se puede organizar una cacería como la que sufrió el autor de Barco a Venus. Pero no fue por su pasado en Mecano, claro.

Fue por su musical Malinche, donde, libérrimo, el artista salta por encima de la leyenda negra, rinde homenajes a la Guardia Civil, refresca la españolidad y la hermandad hispana, cosecha un éxito considerable y, con todo ello, pone en evidencia al gremio musical, teatral y parejos, tan alineaditos. Seis meses pasó la policía sanchista vigilando a dieciséis chavales en una injustificable investigación prospectiva que repugna a las leyes y principios democráticos. Salieron a pescar, diría una película americana, o desplegaron una inquisitio generalis, una causa general, diría yo, que es lo mismo y está prohibido. La maquinaria destructiva del sanchismo le envió a Nacho Cano y a su gente una inspección de trabajo, en la convicción de que aquel sería como ellos y tendría cosas que ocultar. Pero la inspección no encontró absolutamente nada. La juez, sin embargo, mantiene el caso abierto.

Tan abierto como las dudas sobre el reparto que la llevó a ocuparse del caso. Como todo en este asunto de persecución política, también esto se acabará sabiendo. La juez, por cierto, ha aceptado que CC. OO. se persone como acusación popular. En lo de Pablo Iglesias no ha visto el sindicato razones para mover un dedo. Los podemitas que han linchado en los medios a Nacho Cano no someterán a su gurú a titulares engañosos y tertulias caníbales, ni le pondrán veinte micrófonos delante para que detalle despacito y por extenso qué hacen sus becarios por doscientos euros al mes. Menudo mecenas. Por comparar: los becarios de Malinche recibieron 500 euros al mes por estudiar, más los billetes de ida y vuelta desde México, más el alojamiento en una residencia de estudiantes a estrenar, más la cesta de la compra del súper, más un abono de transportes, más el gimnasio, más las comidas y cenas en el restaurante Tiki Tako, más seguro de salud y de accidentes. ¿Y tus becarios, Iglesias