EL CORREO 03/06/14
· «Facilita el camino a su heredero y demuestra que su olfato ante los desafíos de la Historia sigue siendo infalible», asegura el hispanista
«La abdicación del Rey denota acierto, mucha inteligencia y oportunidad». El diagnóstico es del prestigioso hispanista y biógrafo del monarca Paul Preston, quien a pesar de su «sorpresa» ante la inesperada renuncia al trono, cree que el Rey «difícilmente podría haber mejorado su situación» siguiendo al frente de la institución. No duda de la capacidad y la inteligencia de su sucesor en el trono, un Felipe VI «que necesitará mucha suerte». Su padre le facilita mucho las cosas con la renuncia, «además de demostrar que mantiene un olfato infalible para los desafíos de la Historia». El cansancio, el desencanto popular y la factura de los escándalos han sido determinantes para la renuncia, a juicio de Preston, que no cree que la decisión se tomara en enero, como se ha asegurado.
«El elemento de cansancio es obvio, y lo digo sin conocer en detalle el estado de salud del Rey, pero sabiendo que la vejez es dura». También ha influido «el tremendo desencanto que se ha visto en las elecciones y que alcanza a todo el sistema político». Preston lo fundamenta en «la crisis, los recortes y el cabreo por una corrupción que alcanza al sistema político desde el nivel municipal a las más altas esferas». «La Monarquía está en la cúpula, y aunque no hubiera nada de culpabilidad, se ha visto salpicada. La implicación de Urdangarin ha convertido esa salpicadura en un mancha y ha sido decisiva para la abdicación».
Cree Preston que con su decisión el Rey ha demostrado mantener el olfato que evidenció en 1981 ante el golpe militar, «el que ya demostró tener en sus relaciones con Franco y con las Fuerza Armadas en 1976». «No es un intelectual, pero tiene un olfato infalible para los desafíos de la Historia», insiste. «El Rey ha pensado sobre todo en la Familia Real y en facilitar las cosas a su hijo. Todo lo que hizo por la democracia, y fue muchísimo, no lo hizo necesariamente porque fuera un demócrata», precisa el catedrático desde su casa en Londres. «Lo hizo convencido de que era el único camino para asentar bien a la familia Borbón otra vez en el trono, como ahora». «No es una crítica; es una observación», advierte.