Juan Carlos Viloria-El Correo
- El término genocidio se está convirtiendo en el ‘No a la guerra’ que dio la victoria al PSOE
En la última sesión de control al Gobierno, Pedro Sánchez puso especial énfasis en emplazar al presidente del PP, Núñez Feijóo, a que repitiera con él la palabra genocidio. Utilizar este término tan apocalíptico es importante porque en los sondeos de opinión la gran mayoría de votantes de izquierda (90%) cree que eso es lo que está haciendo Israel en Gaza, pero también lo cree un 60% de los votantes del PP. Sin embargo, entre los que votan a Vox esa opinion es minoritaria (40%). Hay que recordar que el PSOE ganó las elecciones de 2004, en parte, por la guerra de Irak y el hiperbólico, pero eficaz eslogan: No a la guerra. El término genocidio se está convirtiendo en el ‘no a la guerra’ de 2025, con el plus de que divide al electorado de la derecha y contraría a los votantes de Vox. La exacerbación emocional de la opinion pública por la guerra de Gaza tiene un componente ideológico pero también moral. Y, según los sociólogos, cuando la moral y la ética, independientemente de la propaganda y manipulación a que están sometidas, entra en política, la democracia no funciona de la misma manera. No se puede reducir una tragedia por escalofriante que se vea en TV, a simplificaciones ideológicas, pero, en este conflicto, los efectos colaterales del enfrentamiento secular entre israelíes y palestinos ha desbordado todos los límites.
Además de las eventuales consecuencias en las urnas que pueda tener el discurso de los partidos, se está generando una corriente antisemita muy alarmante. No tanto en España, donde la comunidad judía es muy minoritaria. Los judíos franceses está sufriendo acoso, desprecio, insultos, pintadas, responsabilizándoles de la política del gobierno de Netanyahu hasta el punto que muchos, alarmados, están colapsando los centros de inmigración hacia Israel. ¿Un nuevo Éxodo? En Estados Unidos, las universidades han tomado como propia la bandera de Palestina y rechazan todo lo que suene a israelí, judío, hebreo, hasta el punto de que la propia comunidad judía se ha fracturado. La izquierda cultural libra su propia guerra contra los que se niegan a llamar a Israel ‘Estado genocida’ y cancelan, boicotean, ultrajan a deportistas, cantantes…, agitando una ola de anti judaísmo brutal y una judeofobia que recuerda momentos muy aterradores de la historia de un pueblo secularmente perseguido. Esa izquierda posmoderna relativista y anticolonialista, está siendo abducida por el islamismo reaccionario, ignorando las imposibles contradicciones con sus ideales culturales y sexuales, inclusivos y libertarios. Solo hay que recordar como en 1979 la izquierda europea se confabuló con la revolución iraní de los ayatolás germen del eje islamista más reaccionario de Oriente Próximo instigador de Hamas.