Ir al médico

SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO 04/04/14

Santiago González
Santiago González

· El juez Ismael Moreno ha hecho un alto en la justicia universal para aplicarla en un terreno más local: Mondragón y alrededores, plaza en la que actuaba el comando integrado por Bolinaga y sus pares en los años 80 y 90, según el auto conocido ayer. No salían de Mondragón ni para ir al médico, frase que viene al pelo en el caso que nos ocupa, como verán si siguen leyendo.

El juez Moreno considera que Bolinaga participó en 1986 en el asesinato del cabo de la Guardia Civil Antonio Ramos, disparando contra él, por lo cual decreta prisión provisional incondicional que cumplirá en su domicilio, del que sólo podrá salir, con vigilancia, para el tratamiento de su enfermedad. Éste era uno de esos casos sin esclarecer que llevaban camino de la prescripción, mientras el asesino alternaba en Mondragón, gracias al ojo clínico de los médicos del Hospital Donostia, que le pronosticaron estado terminal. Ayer, Bolinaga tuvo que comparecer gracias al informe de la Fundación de Víctimas, mandatada por las asociaciones, y a la Guardia Civil, que se puso a trabajar en el asunto.

En la segunda temporada de Los Soprano, el tío Junior es excarcelado por razones médicas y puesto bajo arresto domiciliario por un juez. Sólo puede salir de casa para ir al médico, –«Caramba», dirían Les Luthiers, «qué coinsidensia». En la consulta, Corrado Soprano hacía sus negocios, acogiéndose a sagrado frente al FBI, que allí no podía pincharle las llamadas. Con razón se dice que el médico es el cura de los laicos o de los creyentes distraídos.

Hace falta saber cómo se va a tomar Jonan este asunto, ahora que acaba de laminar, tal como habíamos previsto, al asesor en materia de Víctimas, Txema Urkijo, fundador de Gesto por la Paz. Elkarri, 1 – Gesto, 0. Urkijo se lo buscó, podría uno pensar, al ocultar una carta de un terrorista para una víctima, pero no es ésa la razón de su destitución, según el propio lehendakari. No se entendía con Jonan, eso es todo.

Urkullu tiene un criterio utilitarista. Cuando se le reprochó haber elegido a Jonan Fernández, antiguo concejal de HB en Tolosa, para la Secretaría de Paz y Convivencia, protestó: «¿Acaso preferimos que todos sigan siendo de Herri Batasuna?». Urkullu ha sido maestro y cultiva la indulgencia de pensar que sus escolares progresan adecuadamente.

Y no es de ahora. En 1999, Euskal Herritarrok tuvo el gesto sarcástico de proponer para miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara vasca a su parlamentario Josu Ternera, jefe de ETA antes, durante y después. Urkullu, entonces presidente del BBB, lo entendía: «Es un dato esperanzador que quien en el pasado se ha relacionado con los derechos humanos en negativo pueda participar y aceptar el juego de las mayorías». Espero que Urkullu se acuerde de aquello y no cubra la vacante con Uribetxeberria Bolinaga.

SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO 04/04/14