“El hecho de que sea madre no le hace más pacifista”, asegura la historiadora británica Carrie Hamilton al analizar el ascenso de Iratxe Sorzábal a la dirección de ETA. En su opinión, “tener a una mujer a la cabeza de ETA no acelerará necesariamente los intentos para poner fin al conflicto vasco”.
Cuando llega la noticia de que el movimiento por la independencia vasca, ETA, ha elegido a una mujer como su nuevo líder, se produce un frenesí de curiosidad y sorpresa. ¿Están las mujeres tomando el poder de los hombres? ¿Son más letales las mujeres activistas armadas? Y ¿por qué podría una mujer, y además madre, colocarse en el primer puesto de una organización terrorista?
Pero Iratxe Sorzábal Díaz no es la primera mujer a la que la opinión pública conoce como miembro de ETA, fundada por un grupo de hombres jóvenes hace 50 años, durante la dictadura de Franco en España. Aunque los hombres dominaban la dirección de la organización en su primera década, en los 60 se unió un pequeño número de mujeres, algunas de las cuales tomaron las armas. En efecto, tres mujeres fueron juzgadas en el tristemente célebre juicio militar de Burgos contra ETA en 1970, y a finales de esta década, “Yoyes”, Dolores González Kataráin, asumió la dirección. Fue inusual: la mayoría de las mujeres de ETA eran colaboradoras. Pero en los últimos treinta años cada vez más mujeres han sido encargadas de acciones fatales junto a los hombres. Solamente en julio de este año, la policía española atribuyó a un ‘comando’ de dos mujeres y dos hombres la colocación del coche bomba que mató a dos guardias civiles en Mallorca.
El origen de Sorzábal es similar al de muchos activistas de ETA que habitualmente provienen de comunidades con fuertes lazos con la tradición vasca, la lengua y el nacionalismo. Antes de pasar a la clandestinidad, Sorzábal fue la portavoz de una organización a favor de los derechos de los presos de ETA. Había estado en la cárcel en Francia y detenida en España, donde dijo que había sido torturada. Sorzábal estuvo relacionada con varias acciones armadas y desde que pasó a la clandestinidad, la policía española cree que ha estado trabajándose su camino hacia la dirección de ETA. Tras la última detención de esta semana del presunto responsable político, Aitor Elizarán Aguilar, se espera que Sorzábal le sustituya.
Tener a una mujer a la cabeza de ETA no acelerará necesariamente los intentos para poner fin al conflicto vasco. Históricamente, las mujeres activistas probablemente no han sido más partidarias de iniciativas de paz. El hecho de que Sorzábal sea madre no le hace más pacifista; las madres de los presos de ETA, la cara femenina más pública del nacionalismo vasco radical, son a menudo inquebrantables en su apoyo a la organización armada.
Pero no deberíamos aceptar la afirmación de que las mujeres de ETA son más peligrosas que los hombres. Aunque hay varias mujeres de ETA cumpliendo largas condenas en prisión por asesinatos, los hombres son más del 75% de los presos. La imagen del ‘sexy’ de las terroristas femeninas que matan a sus compañeros masculinos se basan más en la fantasía popular que en la realidad. Y las actuaciones de Sorzábal como líder probablemente obedecerán más a su compromiso con la independencia vasca y la violencia política que con su género.
(Carrie Hamilton es profesor adjunto de Historia en la Universidad de Roehamton, especialista en Historia Española y Latinoamericana
Carrie Hamilton, THE TELEGRAF, 21/10/2009