Según parece, la Fiscalía se ha dado por enterada por vez primera de que la aplicación práctica de la Ley Sisí dista mucho de ser una garantía para la seguridad de las mujeres, tal como pretende la jarca que pastorea Irene Montero en el Ministerio de Igualdad. Ha sido con un retraso de 277 violadores que han visto rebajadas sus penas por la ley. De ellos, 32 han sido excarcelados, y su vida y milagros eran expuestos ayer con lujo de detalles en las páginas de ‘El Mundo’, gran trabajo de Marraco y Escrivá.
La Fiscalía de Zamora ha abierto una investigación sobre este ‘héroe’ de nuestro tiempo, Leopoldo R., que fue condenado a seis años por violar a su ex mujer, de los cuales solo cumplió cuatro; fue excarcelado el 12 de diciembre por aplicación de ese engendro jurídico que responde al nombre de ‘Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual’ (nadie como los comunistas para el sarcasmo nominativo) y que ha sido perpetrado las tres gracias en los ratos en los que no preparan tartas de cumpleaños: Irene Montero, su segunda, Ángela Rodríguez ‘Pam’ y la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell.
El violador entretuvo su condena escribiendo a su exmujer ternezas que le hacía llegar por compañeros excarcelados, modelo: “de la cárcel se sale, del cementerio, no” o “te voy a serrar el cuello”. La noticia de que su ex recuperaba la libertad aconsejó a la víctima poner tierra por medio hasta que la justicia siente la mano al agresor por amenazas. Es de esperar que la Fiscalía continúe por esta senda y que el tribunal actúe en consecuencia.
Es impresionante que el Gobierno haya resistido impávido esta oleada de abaratamientos carcelarios y de excarcelaciones, que según hemos podido saber por la propia interesada ponían de tan buen humor a la secretaria de Estado de Igualdad, después de que su ministra negó que fuera a producirse reducción de la pena a ningún violador por la aplicación de su ley: “lo digo con toda claridad: es propaganda machista”. Es forzoso convenir que 277 son muchos casos de rebaja, que los 32 violadores en libertad son una prueba de cargo insoportable y que la indocumentada ministra de la Cosa debió reaccionar ante el primer caso, interpretándolo como un fracaso de su ley.
También debió reaccionar quien la nombró y dio por bueno el cachivache jurídico, quiero decir el presidente del Gobierno, a quien 277 debe parecer un número adecuado para plantarse, habida cuenta de que este año hay elecciones y algo habrá que hacer, no sea que en esta larga, larguísima campaña electoral en la que estamos, alguno de los 32 y de los que salgan en días próximos vuelvan a su entretenimiento favorito, vale decir la violación.
Ella estuvo terne, pero es porque Sánchez la dejó ponerse así. No legará la sangre al río, no más que la entrega de tanques a Ucrania. Ahora se conforma con decir que no se tocará el corazón de la ley, que ella defenderá de la indecente ofensiva del PP y la derecha política, judicial y mediática, que quiere evitar que el consentimiento esté en el centro de la ley. Como si el consentimiento no hubiese estado siempre en el centro de la cuestión para la ley y como si no fuera a estar más cuestionado ahora, con los violadores en la calle. Esta insobornable afición a inventar la sopa de ajo.