Francisco José Alcaraz, LIBERTAD DIGITAL, 19/1/12
Resulta doloroso leer y escuchar referente a las víctimas del terrorismo, que hay que tener memoria y dignificarlas, pero siguen omitiendo la palabra justicia
Una banda de peligrosos atracadores siembra el pánico en las sucursales bancarias de España, sus atracos sanguinarios acaban con el asesinato de clientes y banqueros en muchas ocasiones antes de huir con el botín.
Un día la banda tras haber conseguido una importante suma de dinero decide disolverse y dejar de actuar, dejar de existir como banda y pasar del crimen y la delincuencia a disfrutar el resto de su vida del botín conseguido.
Ninguna persona con un mínimo de decencia moral podría apoyar que estos delincuentes no pagaran por sus crímenes, por el simple hecho de que anuncien que dejan de atracar y asesinar. No renunciaríamos a que los cuerpos policiales siguieran sus investigaciones hasta detenerlos a todos y una vez juzgados cumplieran las condenas impuestas por sus delitos.
Resulta irritante y desmoralizadora la doble vara de medir que se utiliza para aplicar la ley a los terroristas de ETA. Cada vez que escucho que tienen que pedir perdón, que tienen que disolverse o que tienen que dejar de existir para que se puedan beneficiar de la impunidad, pienso que quienes realizan estas declaraciones la hacen anteponiendo estrategias políticas al cumplimiento de la ley. Obviamente no conozco a quien, teniendo que enterrar a sus hijos asesinados por ETA, hayan decidido renunciar a la justicia, ya que el terrorista decide que quiere cambiar de vida para poder disfrutar de su “botín”.
Resulta doloroso leer y escuchar referente a las víctimas del terrorismo, que hay que tener memoria y dignificarlas, pero siguen omitiendo la palabra justicia. Lo hacen de forma consciente, porque si se tiene que hacer justicia, no puede plantearse dar a los terroristas ninguna de las medidas que ETA y los socialistas pactaron.
Incluso en el hipotético caso de tener a toda la clase política y todos los españoles a favor de renunciar a perseguir a los etarras por los crímenes cometidos en base a una hipotética disolución, incluso en ese caso, es inmoral e ilegal renunciar a aplicar la ley para que se haga justicia. No podemos ni debemos en nombre de quienes fueron asesinados ser generosos con los terroristas buscando egoístamente unos intereses espurios, porque de hacerlo, estaríamos traicionándolos y la sangre derramada y tanto dolor padecido, sería en vano.
A ETA se la vence, no se la convence, porque tenemos el derecho y la obligación de escribir un final con vencedores y vencidos, lo contrario nos hace corresponsables moral de la impunidad de sus crímenes.
Francisco José Alcaraz, LIBERTAD DIGITAL, 19/1/12