EL CORREO, 10/10/11
La ‘batalla’ por las siglas de Ezker Batua continúa. Izquierda Unida ha impugnado la decisión de la Junta Electoral Central de designar a Serafín Llamas, del sector afín a Javier Madrazo, como representante de Ezker Batua ante la administración electoral. En el escrito, IU recuerda que, a efectos legales, EB es un partido político «integrado» en la federación de izquierdas, que es la que concurre a los comicios generales del 20 de noviembre. En esta línea, destacan el carácter «inviable» de la designación de Llamas. «Los representantes de EB en Araba, Gipuzkoa y Bizkaia ya han sido nombrados por Izquierda Unida a través de su representante general, Miguel Reneses», remarcan. La impugnación fue presentada el sábado, un día antes de que IU aprobase en asamblea las listas electorales del 20-N, en las que Cayo Lara encabeza la candidatura por Madrid y Gaspar Llamazares lo hace por Asturias.
El recurso de Izquierda Unida se produce apenas una semana después de que la corriente crítica con Mikel Arana, al que consideran ya «excoordinador general», hiciese suyas las siglas de EB e incluso presentara unos nuevos estatutos. «Se han hecho todas las pruebas de ADN sobre la paternidad de el nombre de Ezker Batua, y es nuestro», proclamó en rueda de prensa José Navas. La designación de Llamas «abre la puerta a la incongruente situación de que una misma formación política pudiera presentar dos candidaturas distintas en las circunscripciones de una misma comunidad autónoma, cuestión obviamente no viable jurídicamente», censuran desde IU.
Este nuevo golpe de efecto agranda, más si cabe, el abismo que separa a los dos sectores de Ezker Batua, que, en la actualidad, se disputan la propiedad tanto del nombre como de las sedes y las cuentas corrientes del partido: los cercanos a Arana y los leales a Madrazo. La ejecutiva federal de IU apoya a los primeros y recientemente lanzó un mensaje claro: la marca electoral de EB «pertenece a IU» y «las únicas candidaturas que serán reconocidas» corresponden a las del sector de Arana.
EL CORREO, 10/10/11