Nadie a estas alturas puede dudar de la única intención de la extrema izquierda para iniciar una campaña mediática y de violencia en las calles de España con el pretexto de Palestina que no es otro que mantenerse en el poder. No les importan los palestinos, ni los Derechos Humanos de nadie, sólo crear odio y violencia entre españoles por causas de terceros en su propio beneficio para resucitar políticamente a formaciones que son casta ahogadas en corrupción. Todo es un teatro para seguir viviendo de los españoles a costa de hacer un daño incalculable a nuestro país. La debacle electoral de los enemigos de España en el poder se aproxima de forma inexorable mientras avanza la inseguridad y el calendario judicial que afecta al PSOE, al Gobierno y al presidente, junto a una extrema izquierda globalista caviar que tiene que pagar un chalet en Galapagar y colegios privados en las zonas más caras de Madrid. Necesitan algo que arrojar al pueblo a la cara para situarse ellos en un pedestal de superioridad moral que les haga la campaña electoral. Están dispuestos a hacerlo a toda costa a través de la única maquinaria que han conseguido que funcione en España la violencia callejera y la propaganda.
El itinerario del nuevo curso tras las largas vacaciones de Sánchez o Irene Montero es una sucesión de actos envueltos en la bandera de Palestina mientras se erigen como seres puros, buenos, moralmente superiores a los que pretenden expoliar. Para someter a la opinión pública la herramienta más eficaz es la violencia y la coacción. Soltar a los más violentos a la calle con la protección de la Policía del Gobierno para evitar que la gente normal de España salga a protestar por la falta de vivienda, la inseguridad, la amnistía o el expolio fiscal. A este pueblo lo gasearon en Ferraz, los de La Vuelta camparon a sus anchas. El Gobierno de España es aquí el único que puede protestar, el resto acérquense a la ventanilla de pago de tributos por unos servicios de calidad. Una librería infantil en Cataluña se negó a colgar en su escaparate carteles pro Palestina por no querer posicionarse y fue vandalizada con pintadas de “genocida”. Primero lo hicieron con la Estelada en Cataluña, ahora utilizan la bandera de Palestina en toda España para señalar a quien no se someta en sus términos a su discurso amenazando con violencia. Son muy valientes contra unos pobres ciclistas o una librera.
Si no dices lo que ellos, genocida
En cuestión de días, la campaña electoral está servida, se borra de la conversación la política la inmigración, la vivienda, la destrucción de los servicios públicos, el desempleo, la inflación o el expolio fiscal y ahora todo girará a nivel nacional y local en torno al posicionamiento histérico y fanático en causas de terceros sobre el apoyo al boicot mediático contra Israel como en algunas competiciones deportivas o en Eurovisión. Ellos deciden de qué hablamos, la intensidad y el contenido, exigen posicionamientos vehementes sobre el conflicto en Oriente Próximo al panadero de la esquina, de lo contrario puede ser señalado como genocida. Se instala una situación de terror y violencia en periodo pre-electoral. Ninguna novedad. La violencia siempre va de los mismos hacia los mismos. Quienes han vivido de excesos a costa del expolio a los españoles a través de los impuestos, la inflación, los bajos salarios, la desindustrialización nacional. Un pueblo asfixiado que necesita 30 años de sueldo para pagar su primera vivienda mientras esa casta de extrema izquierda ha abierto las fronteras de España y permitido que vivamos bajo la inseguridad, esa misma que ignora cuando niñas de 14 años son violadas si los agresores son inmigrantes viene a levantarnos la barbilla para decirnos que ellos son buenos, que defienden la causa justa que les beneficie electoralmente, y si no dices lo que ellos quieren eres un genocida. Pero la polarización es culpa de la derecha.
División y odio
El modelo de poder de nuestro tiempo posmoderno es llevar a cabo operaciones políticas para crear división y odio entre los propios ciudadanos para que una casta llegue o se mantenga en el poder bajo una apariencia de legitimidad, porque “son los buenos” aunque nos roben, nos empobrezcan y nos insulten. Digamos que el negocio de la peor política es hacer que los ciudadanos de la calle nos odiemos y vivamos dividimos por causas de terceros mientras quienes generan la ficción se enriquecen a costa de dividirnos. No acepto bajo ningún concepto la superioridad de moral de esta gente. Lo que debemos preguntarnos es a qué responde la actuación de Pedro Sánchez desde noviembre del año 2023 para significarse mundialmente en contra de Israel en claro perjuicio a España. Sabemos que no lo hace por ideales o convicciones, que no siente nada por el pueblo palestino ni por nadie. También sabemos que es un presidente que obedece a agendas globalistas. Es como si buscase provocar una grave crisis con Israel, como hizo con Marruecos por el caso Gali, para que parezca justificado que España acoja en un futuro al menos a medio millón de gazatíes, lo que supondría la estocada final a nuestro país de la que no nos podríamos recuperar ni en cien años.