Eduardo Uriarte-Editores
Ya os hemos fastidiado las vacaciones, ya se pueden ir a desconectar mientras nosotros negociamos “discretamente” con Puigdemont el futuro de esto que de momento se llama España. Tenemos permiso para irnos de vacaciones, el sanchismo ha salvado los muebles a un precio que vaya a saberse hasta dónde llega. A cualquier aberración desde que existe el derecho político demolido por el constructivismo jurídico.
Lo de los jabalíes en las playas no da una buena imagen de España, tato ecologismo y vete a veinte por hora al anochecer por los alrededores de mi ciudad. El seguro normal ya no paga el accidente con los jabalíes y la Diputación se hace andanas. Tienen derecho a la vida y, además, no se les puede poner multa por infligir las normas de los peatones.
Al final todo lo pagamos nosotros, resultado de esta filosofía woke que hace del ciudadano el sostenedor de todos sus disparates, la siguiente es que como no hay agua, y se paralizó el plan hidrológico nacional .-¡Qué iba a ser de Cataluña sin el agua del Ebro!, pues lo mismo o peor- y no se hicieron las desaladoras, nos pedirán, ya empiezan a decirlo, que no bebamos agua. La enajenación y frivolidad política la pagamos los de siempre, porque hay muchos que esperan que el mago de la fantasía les construya las ciento veinte mil viviendas ¿ustedes se creen que se acuerda de aquello?- o los bonos para los jóvenes, cuando de los que se preocupa es de amnistiar al héroe de la independencia Puigdemont, de liquidar la deuda de Cataluña -repasen los sueldos y lo que gastaron en el show de la independencia- y quitar la comisaria de Vía Layetana, que luego vendrá la estatua de Colón. Y que conste que lo de cerdos, pigs, nos lo pusieron los nórdicos.
Para que no siguiera sucediendo esto creímos en las posibilidades de la derecha, pero tampoco anda muy bien. Para empezar, el PP que iba a necesitar el apoyo e Vox, se cree lo que la factoría propagandística de la Moncloa dice de Vox. No había más que escuchar el discurso de la victoria de la señora Guardiola, que necesitaba a Vox para que tal victoria se diera, para descubrir que era el mismo que el dicharachero de María Jesús Montero -regla de campaña: no uses los mismos argumentos que tu adversario-, y así, alejándose del que necesitaba para ganar fue indicando al electorado que el PP no iban a saber ganar.
Ya demostró que no sabe perder cuando se tiró cuatro años engolfado en temas conspirativos tras las elecciones que sucedieron al 11 M, donde el PP no supo reaccionar, y perdió toda una legislatura demostrando que no sabía perder. Pero lo más grave es que tampoco sabe ganar, que tras haber barrido en las elecciones de ámbito autonómico y municipal ante las elecciones del 28 M empezaron las escaramuzas con sus futuros y necesarios socios, se cambió incluso el discurso en la campaña, sus electores se van de veraneo porque no avisan que las generales son otras elecciones y que nada hay que dar por supuesto… y lo que se daba por supuesto se convirtió en una frustración más donde Sánchez va a introducir en su corte al nuevo valido Puigdemont.
No todo es culpa del sanchismo.