ABC, 1/3/12
El exministro del Interior asegura que, «pese a lo que dicen muchos, no estamos administrando el final de ETA», y advierte del «inquietante» desafío secesionista con las autonómicas vascas de 2013 en el horizonte
Algunas decisiones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, no han gustado a un significativo sector de las víctimas del terrorismo, porque, en su opinión, contradicen la firmeza contra la banda que ha mantenido el PP en la oposición. La concesión del tercer grado al preso etarra José Manuel Fernández Pérez de Nanclares; la «dimensión política» que el titular de Interior ha atribuido al problema de ETA o su alusión a la imposibilidad, hoy en día, de promover la ilegalización de Bildu-Amaiur son pasos que no han sido bien recibidos entre quienes han sufrido directamente el zarpazo del terror. El propio Fernández Díaz y el PP se han visto obligados a explicar a las víctimas que no habrá cambios en la política antiterrorista, pero no todas ellas han salido tranquilas de estos encuentros.
—¿Comparte, señor Mayor Oreja, la inquietud de las víctimas por algunas de las medidas que ha adoptado el Gobierno de Rajoy?
—Las víctimas del terrorismo siempre tienen razón. Pero esto es algo que lo he dicho siempre. También cuando en algún funeral he tenido la reacción de algún familiar de quien ha sufrido la actividad criminal de la banda. Las víctimas han sido pisoteadas por un proceso de negociación entre ETA y Rodríguez Zapatero que está muy reciente, que tiene sus secuelas. ETA y Zapatero han estado abofeteando todos los días a las víctimas. ¡Claro que entiendo que estén con esa inquietud, por lo que ha sido un proceso letal para ellas, y también para el constitucionalismo español.
—¿Están por ver aún todas las consecuencias de ese «proceso letal» al que se refiere?
—En España, la crisis no solo se va a manifestar en términos económicos y financieros. En cada país europeo se va a mostrar de la manera más difícil de acuerdo con su realidad histórica. Y los dos grandes problemas que ha tenido la Historia en España han sido el enfrentamiento civil en nuestra sociedad y las dificultades de cohesión de la nación. Por eso es tan inquietante el desafío que nos espera a los españoles.
—Pero el ministro del Interior, que nada más tomar posesión de su cargo se reunió con Zapatero, ha transmitido el mensaje de que policialmente se ha derrotado a ETA y que ahora hay que gestionar su final, que tiene una «dimensión política».
—Pese a lo que dicen muchos, no estamos administrando el final de ETA. Precisamente, el mayor desenfoque que podemos dar a lo que sucede hoy es creer que ese escenario está cerca.
—¿Dónde estamos entonces?
—Estamos en el preludio de un desafío que la banda terrorista pretende impulsar desde una nueva mayoría en el Parlamento vasco. ETA no ha cambiado ni va a cambiar. Presenta otra estrategia, otra faz, pero es la de siempre, la que busca la ruptura de España. Y está ganando en esa nueva estrategia.
—Pero, insisto, hay una clase política que parece haber asumido ya que ETA se ha ido sin pedir nada y que ahora es la «izquierda abertzale» la que está dispuesta a hacer política.
—Pero es que el riesgo de todos los españoles radica en que no entendamos el desafío que en poco tiempo vamos a tener. Un desafío que esencialmente estamos ya viviendo «gracias» a Zapatero. El riesgo es que caigamos en una desdramatización de la negociación con ETA, del proyecto pactado entre Zapatero y la banda. Lo vamos a ver en poco tiempo, algunos van a tratar de desdramatizar el debate sobre la autodeterminación de una parte de España. Lo estoy leyendo estos días en algunos artículos. Hay quien plantea por qué no se va a conceder al País Vasco la autodeterminación, como se plantea en Escocia, o como ya se hizo en Kosovo.
—Eso es jugar con fuego, ¿no cree?
—Esto es un suicidio, además de una torpeza histórica de magnitud infinita.
—¿Ve al Gobierno de Rajoy capacitado para frenar este desafío?
—Pero es que no solo depende del Gobierno, sino de que se articule una mayoría de españoles dispuestos a dar batalla política frente a la autodeterminación. Este debate, el de la autodeterminación, lo abrió Zapatero en el momento en que negoció con ETA. Todos aquellos a quienes ahora se les llena la boca de paz ocultan que lo que realmente buscan es la autodeterminación. Y en esto están los nacionalistas más radicales y los otros, los que se dicen moderados, que creen que hay una oportunidad como no se había producido antes.
—¿Y esa mayoría de españoles a la que alude para frenar la ofensiva nacionalista debería materializarse en una alianza PP-PSOE?
—Lo que ocurre es que el PSOE está hoy atrapado por el proceso de negociación con ETA que puso en marcha Zapatero. Aquel que negocia con la banda terrorista siempre pierde. Perdió el PNV Ajuria Enea después de haber negociado con ETA en Estella. Y ha perdido Zapatero. El PSOE, en otras circunstancias, podría jugar un papel importante pero abrió un proceso para hacer ingobernable e irreconocible la España constitucional.
—De ello se desprende que, en su opinión, el Gobierno de Rajoy está hipotecado en la estrategia de acabar con ETA. ¿Cómo entonces se puede hacer frente, con éxito, a ese reto independentista?
—No hay una medida capaz de detener ese proceso. Hay que poner en marcha un proceso inverso, como el que pusimos en 1997.
—¿De verdad considera que hoy en día no hay forma de parar esa ofensiva del independentismo vasco?
—Para hacer frente a ese desafío lo primero que hay que hacer es tener conciencia de que estamos ante ese problema, ese reto.
—Se le ve muy pesimista.
—Lo importante es que no caigamos en el espejismo, en la tentación de creer que estamos ante el final de ETA. Todo esto les beneficia a ellos. Sí, les beneficia la inercia de los hechos, que asistamos pasivos. Ellos, los terroristas, están utilizando las secuelas del proceso que impulsó Zapatero.
—Además, parece que se incrementa la presión al Gobierno de Rajoy por parte de los aliados internacionales de ETA-Batasuna.
—Este martes en el Parlamento de Europa los aliados de ETA han presentado el frente internacional del desafío. Pretenden que se ratifique la declaración difundida tras la denominada Conferencia de Paz celebrada en San Sebastián.
—¿Qué le parece la intención de Rajoy de acordar en el seno de la Unión Europea una respuesta común de los países miembros para hacer frente a los movimientos secesionistas?. Ello en un contexto en el que ETA, si accede a Ajuria Enea, podría hacer una declaración unilateral de independencia al estilo Kosovo.
—En esta cuestión, será poco todo lo que hagamos.
—Precisamente, ¿qué mapa político se atreve a pronosticar para el País Vasco tras las elecciones autonómicas de 2013?
—Es importante saber cómo se van a desarrollar esas elecciones. Habrá que ver si para entonces Otegi ha salido de prisión y no está inhabilitado para la actividad política. La organización terrorista prepara las próximas elecciones autonómicas como un medio para alcanzar el poder. Quieren imponer el modelo Kosovo en el contexto europeo.
—Una vez que parece descartada la ilegalización de Bildu y Amaiur, ¿Cree que hay que resignarse a que la «izquierda abertzale» gobierne la Comunidad Autónoma Vasca y, por tanto, a convivir con los herederos de Batasuna plantando batalla en las instituciones?
—Aunque ganen las elecciones, aquí hay una mayoría de españoles que no quieren la ruptura de España. El PP tuvo en las elecciones autonómicas de 2001 más de 300.000 votos en el País Vasco. ¿Dónde están? El que advirtamos de una mayoría nacionalista no significa que aceptemos resignados una derrota. El PP intentará sacar los mejores resultados, pero en cualquier caso, plantaremos batalla política. Ellos son resistentes como la malahierba. Ese es su secreto. Nosotros, por tanto, tenemos que tratar de no aburrirnos, sacar fuerzas de flaqueza. Si ETA se ha adaptado a esta situación, nosotros también debemos saber adaptarnos.
Un proceso «perverso»
—Y si la «izquierda abertzale» no obtiene buenos resultados en la cita electoral de 2013, ¿cuál puede ser la reacción de ETA?
—Si no logran el poder, vamos a ver cómo reacciona. Para la banda terrorista no es lo mismo estar en el poder que fuera de él. No nos precipitemos. No olvidemos que el mal llamado «proceso de paz», que no ha sido sino un proceso perverso, se hizo para que Zapatero y ETA se perpetuaran en el poder. Como Zapatero salió malparado, ETA quiere ahora recoger los frutos que cree que le corresponden. Considera la banda que ha llegado el momento de cobrar los réditos de aquel proceso.
—Hay dirigentes políticos, y no solo nacionalistas, empeñados en dar a la banda un premio por dejar, de momento, de matar…
—Hemos tenido la santa paciencia de aguantar durante más de 50 años el embate del terrorismo. ¿Por qué vamos a ceder ahora?. No nos precipitemos. Mantengámonos firmes ante ese intento de ETA de culminar con éxito su nueva estrategia.
ABC, 1/3/12