Eduardo San Martín, ABC, 28/6/2011
Hay quien sigue concediendo a Otegi y Bildu el beneficio de la duda. Pero no eran sus propósitos de futuro los que estaban en juicio, sino la aplicación de la ley. Batasuna es ilegal por sentencia firme y Bildu confirma cada día con mayor evidencia que es su prolongación. Y no hay razón política que justifique el incumplimiento de la ley.
El Tribunal Constitucional se la cortó en su día con papel de fumar, pero ahora ni siquiera una hoja tan sutil sería capaz de trazar una línea divisoria entre esas dos caras de un solo Jano que hacen política, idéntica sin ningún género de dudas, esta desde los estrados judiciales y aquella desde las instituciones que les han regalado, con intenciones inconfesadas, esos a quienes seguimos definiendo piadosamente como nacionalistas democráticos. Cuando Otegi y Garitano hablan, uno sentado en el banquillo de los acusados y el otro en el sillón de la Diputación de Guipúzcoa, lo hacen con la misma voz. No hace falta ser un semiólogo para descubrir en sus razonamientos el hilo de un discurso unívoco. En su día, la mayoría del TC consideró insuficientes, con dudosos atributos legales, las pruebas aceptadas por el Supremo para cerrar el paso de Bildu a las urnas. Lo hizo, en nombre de un garantismo impermeable al sencillo análisis lineal de un diseño estratégico cuyos objetivos eran meridianos. No debe extrañar que muchos españoles sigan viendo una mano política detrás de ese fallo. Bildu es la culminación del «cambio en la estrategia de la izquierda abertzale» que Otegi confesaba ayer haber emprendido con sus camaradas cuando asumieron, tras el atentado de Barajas, que la violencia ya no servía a sus fines. Un cambio que, como confirma Garitano con sus expresivos silencios, no obedece a una reflexión moral crítica sobre el enorme sufrimiento causado sino a meras razones de oportunidad. Hay quien sigue concediendo a Otegi y Bildu el beneficio de la duda. Pero no eran sus propósitos de futuro los que estaban en juicio, sino la aplicación de la ley. Batasuna es ilegal por sentencia firme y Bildu confirma cada día con mayor evidencia que es su prolongación. Y no hay razón política que justifique el incumplimiento de la ley.
Eduardo San Martín, ABC, 28/6/2011