JUAN CARLOS VILORIA-El Correo
- El Gobierno de Sánchez se apunta a ir apartando al Rey de la vida pública
Pongamos el contador a cero, dicen. Volvamos la mirada a 1978. O más atrás. Echemos al Rey y tocaremos el cielo con los dedos. Nostalgias bolcheviques. Como si viviera el zar Nicolás de Rusia y fuera 1917. Se habla de valentía y audacia para alcanzar ese horizonte republicano. No de consenso, ni de diálogo, ni de reconciliación. Podemos, por su cuenta, hace el diagnóstico: estamos en un momento de crisis del modelo de Estado. Y aplica la solución: jarabe republicano. Una república que, según dicen, atrae cada vez a más jóvenes y que también nos libraría del turismo, de la especulación inmobiliaria y la contratación pública. Porque se abriría ante nuestros ojos y guiados por Monedero, Echenique, Iglesias, Garzón y Montero un nuevo modelo económico. Nostalgias de la economía planificada del socialismo real fracasada en todos los países donde se aplicó.
Desde los ministerios, Montero, Garzón, e Iglesias fijarían los objetivos económicos y los sectores protegidos por el Estado. Y emergería por arte de magia una España sin turismo, pero con un modelo económico eficaz, moderno y con gran capacidad competitiva y valor añadido. Esta es la propuesta de Podemos al país de Europa y el mundo que peor ha gestionado la crisis de la pandemia. Una ficción. Si no fuera porque el Gobierno de Sánchez también se ha apuntado a ir apartando al Rey de la vida pública. No le dejan ni entregar diplomas.