La nueva dirección del PSOE sigue empujando al aún principal partido de la oposición hacia la abstención para hacer presidente a Mariano Rajoy. Ni el caso Gürtel, que sienta a ex dirigentes del PP en el banquillo; ni el juicio de las black, con Rodrigo Rato como uno de los principales acusados; ni las revelaciones del diario EL MUNDO son ya obstáculo para la investidura de Rajoy, como sí lo fueron para la anterior dirección, que mantuvo el no hasta el final.
Al menos esa es la postura del presidente de la Comisión Gestora, Javier Fernández; de algunos de los barones que le apoyan, como los presidentes de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, o con más matices los de Andalucía, Susana Díaz, y Aragón, Javier Lambán.
De momento, Javier Fernández y su número dos, el andaluz Mario Jiménez, dirigen con mano firme al partido hacia la abstención, aunque públicamente defienden que la Gestora no hará una propuesta al Comité Federal, que con casi total seguridad será el domingo 23. No lo tienen tan claro parte de los barones que controlan la dirección del PSOE, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, o el de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, que siguen en el no a Rajoy. Eso sí, los dos defenderán la decisión que tome el Comité Federal, explican fuentes de ambas federaciones.
Fernández abogó ayer claramente en una entrevista en Telecinco por no utilizar el caso Gürtel para «construir una barricada ética, moral o de los buenos» que le «impida hablar con los malos», porque «esos malos tienen ocho millones de personas que les han votado». El también presidente de Asturias aseguró que él se siente obligado a «respetar» a esos votantes del PP. Fernández y Rajoy tienen «buena sintonía», según fuentes socialistas. Ambos son de una edad similar, tienen un carácter reservado incluso ante sus respectivos equipos y pertenecen a la antigua escuela de los dos grandes partidos que han gobernado España en los últimos 35 años. Al contrario de lo que le pasa al dirigente asturiano con Podemos, partido con el que tiene una nefasta relación, como volvió a demostrar ayer en Telecinco, donde cargó contra Pablo Iglesias, «un fariseo» y «el Caifás de la política».
Las dificultades de Fernández y de los barones que quieren conducir al partido hacia la abstención están en el propio PSOE, en la fuerte resistencia interna que existe en el partido y en sus bases, completamente reacias a hacer presidente a Rajoy, como admiten todos. De momento, el presidente de la Gestora sigue preparando al partido para su decisión más dolorosa. Ayer, advirtió de que «en política hay que estar en condiciones de convivir con la decepción» e insistió en que «abstenerse no es apoyar».
Casi todos los secretarios de Organización de las federaciones que ganaron el último Comité Federal a Pedro Sánchez se reunieron ayer en Madrid para analizar la situación actual y estudiar la estrategia a seguir. Con ellos estuvo la número dos del PSOE extremeño, Ascensión Godoy, también número tres de la Gestora.
Al margen de estos encuentros informales entre los que ahora dirigen el PSOE, Ferraz ha descartado ya que haya un Consejo de Política Federal, que reuniría a los 19 secretarios generales autonómicos. El propio Fernández aseguró ayer que será «más operativo» hablar con ellos de uno en uno. Los críticos creen que la Gestora teme convocar un cónclave en el que la gran mayoría de los barones se posicionarían contra la abstención.
Así lo harían, al menos y con seguridad, Francina Armengol (Baleares), Miquel Iceta (PSC), Idoia Mendia (PSE-EE), Pilar Cancela (Galicia), Luis Tudanca (Castilla y León), César Luena (La Rioja) y Rafael González Tovar (Murcia).
DEBATE ABIERTO
A favor de abstenerse.
La ex ‘número dos’ del PSOE y eurodiputada Elena Valenciano se posicionó ayer a favor de que «Rajoy gobierne en minoría» antes de que se celebren unas terceras elecciones «que reforzarían a la derecha española», lo que supondría la abstención del PSOE.
En contra de Rajoy.
La independiente que fue ‘número dos’ del PSOE por Madrid, Margarita Robles, aseguró que le resultaría «muy difícil» dar el gobierno a un partido que «ha amparado» la corrupción y que está «en el banquillo». Robles no descartó dejar su acta antes que abstenerse.