Entrevista a JESÚS LAÍNZ – ABC – 19/08/14
· Jesús Laínz (Santander, 1965) escribe sobre nacionalismo, sobre sus «verdades» y «mentiras»; sobre «el poder nacionalizador de las palabras». Esta conversación empieza en su tierra, en la Plaza del Cañadío, ya entrada la noche, justo después de que Laínz, también firmante de Libres e Iguales, explicara a sus paisanos en el Ateneo de Santander los que considera los puntos clave de la cuestión.
– Una vez escribió acerca de la «verdad y mentira de los nacionalismos». ¿Cuál es la parte de verdad?
– Los nacionalismos fueron una reacción regeneracionista de la España de finales del S. XIX. En la mayor parte del país, esta reacción se plasmó en la generación del 98, con aquellos intelectuales que querían sacar a España de aquel fracaso. Sin embargo, en las dos regiones más industrializadas y exitosas surgió la tentación contraria: «Yo me largo de aquí porque España es un país fallido y no quiero ser español». Por eso, el fenómeno del separatismo surgió en el País Vasco y Cataluña y no en otras comunidades.
– ¿Y la parte de mentira?
– Cataluña fue la región más imperialista y más patriótica del S. XIX. Eran los primeros en ir de voluntarios a las guerras de Cuba y Marruecos. Además, la prensa catalana en su conjunto fue la que más clamó por no ceder un solo milímetro ante los separatistas cubanos. En tan solo unos días se olvidaron de esto y echaron la culpa al resto de los españoles, como si no hubieran tenido nada que ver con ello.
– También suele referirse en sus escritos al “poder nacionalizador de las palabras”. ¿En qué consiste este poder y cómo se usa?
– Buena parte de la ingeniería nacionalista ha consistido en utilizar la lengua como elemento separador. Se han dedicado a marcar el territorio con topónimos absolutamente ajenos al castellano, como si así se nacionalizara el territorio. De este modo se desespañoliza, marcando la tierra con palabras que no tienen ningún sentido.
– A día de hoy, ¿somos libres e iguales?
– Evidentemente no. La manifestación más clara de ello es que los nacionalistas catalanes pretenden ser los únicos que puedan decidir sobre el futuro de España. Si somos libres e iguales, todo aquello que afecte al futuro del país en su conjunto, debemos decidirlo entre todos.