EL CORREO 23/06/13
· El secretario de Paz y Convivencia recluta para su nueva labor a su círculo cercano y a colaboradores del grupo pacifista.
Hace seis meses que el lehendakari, Iñigo Urkullu, confió la ardua, a la par que delicada, labor de elaborar el plan de paz del Gobierno vasco a Jonan Fernández. Medio año de trabajo, de colaboración con las diferentes consejerías, en las que el secretario de Paz y Convivencia se ha rodeado de personas de su círculo cercano o que comparten aspectos de su discurso sobre esta materia. Tras ostentar el cargo de concejal de HB en Tolosa entre 1987 y 1991, la trayectoria de Fernández ha estado ligada a dos plataformas. Fue portavoz de la agrupación ecologista Lurraldea, conocida por la polémica que rodeó la autovía de Leizaran. Pero lo que le dio una mayor notoriedad fue su pasado como coordinador de Elkarri. Fue cuando, con una izquierda abertzale que no renegaba del uso de la violencia, empezó a explorar una vía para buscar el final de ETA y asentar las bases de la convivencia.
Fue esta última etapa al frente de Elkarri –duró catorce años– la que le granjeó importantes contactos. Fernández llegó a integrar el ‘comité de sabios’ que asesoraba a Juan José Ibarretxe e, incluso, fue el propio exlehendakari el que inauguró en 2006 Baketik, el Centro por la Paz de Arantzazu –promovido por los franciscanos–, último destino del tolosarra antes de aterrizar en el Gobierno de Urkullu. Fernández, como viene siendo habitual en política, se ha rodeado de buenos ‘amigos’ en la que considera una legislatura vital. El reciente fichaje de Aintzane Ezenarro (Getaria, 1971) como asesora del Departamento de Educación, aunque vinculada a la secretaría de Paz y Convivencia, es un ejemplo de ello. Su entrada en el organigrama del Ejecutivo no sólo contó con el beneplácito de Fernández, sino que fue una de sus propuestas.
Licenciada en Periodismo y Sociología, la exparlamentaria de Aralar coincidió con el actual secretario de Paz y Convivencia en Elkarri, colectivo con el que había tomado contacto en su etapa universitaria. Ezenarro fue responsable de la revista de la coordinadora pacifista durante cuatro años, hasta que dio el salto a la política. En primer lugar, de la mano de Euskal Herritarrok, la organización que sustituyó a Herri Batasuna, y, posteriormente –sobre todo, a raíz de la decepción que para ella supuso la ruptura de la tregua de ETA en 1999–, con Aralar. La formación que lidera Patxi Zabaleta la expulsó en la pasada legislatura por saltarse las directrices del partido al apoyar el proyecto del Instituto de la Memoria y la ponencia de paz.
Que Fernández y Ezenarro comparten una visión similar sobre pacificación y en favor del reconocimiento a todas las víctimas sin excepciones resulta obvio. Es más, a ambos les une desde hace años una estrecha relación. La exparlamentaria de Aralar no es, sin embargo, la única que tiene en Elkarri un nexo de unión con el secretario de Paz y Convivencia. También las cuatro personalidades «independientes» a las que el Departamento encargó el informe sobre vulneraciones de derechos humanos dado a conocer la pasada semana. El estudio, que cubre el periodo 19602013, atribuye 837 muertos a atentados de ETA en sus distintas ramificaciones desde su fundación; 94 a abusos de las Fuerzas de Seguridad; y 73 a grupos parapoliciales y de extrema derecha.
El trabajo, que no tardó en suscitar las críticas de los partidos de la oposición –uno de los reproches es que se utilice la palabra ‘muerte’ en lugar de ‘asesinato’–, corrió a cargo del obispo emérito de San Sebastián Juan María Uriarte, la jurista Manuela Carmena, el exdirector de Derechos Humanos Jon Landa y el abogado y exconcejal independiente por el PP en Bilbao Ramón Múgica, que ejerce como profesor de Derecho Administrativo y Mercantil en la Universidad de Deusto.
Los cuatro tuvieron relación con Fernández en su época de Elkarri, compartiendo experiencias o invitándose mutuamente a diferentes foros. Múgica, por ejemplo, acudió a actos organizados por Fernández, mientras que éste hizo lo propio con jornadas impartidas en Deusto.
«Católico y creyente»
El secretario de Paz y Convivencia, que se declara «católico y creyente», ha coincidido con Juan María Uriarte en multitud de actos de Elkarri. Además, su discurso sobre pacificación coincide en muchos aspectos. Cabe recordar que Uriarte –cercano al PNV– fue obispo de San Sebastián, y es en Gipuzkoa donde está la sede de Baketik, de la que Fernández fue director, en un enclave tan simbólico como Arantzazu. Uriarte, que se retiró en 2010, se ha caracterizado por desempeñar un papel, a veces polémico, pero sin duda central en la búsqueda de la paz en Euskadi. Fue el primer obispo en acudir a una manifestación contra ETA, en 1982, y años después medió entre la banda terrorista y el Gobierno de Aznar durante la tregua de Lizarra. En febrero de 2012, los obispos vascos firmaron una homilía conjunta en la que pidieron la desaparición definitiva de la banda. Acompañado de monseñor Uriarte, el prelado vizcaíno, Mario Iceta, trasladó un mensaje de reconciliación que incluyó un agradecimiento a colectivos como Gesto por la Paz y Elkarri.
Más esporádica, sobre todo por su lugar de residencia –Madrid–, ha sido la relación entre Jonan Fernández y Manuela Carmena. Aunque sin duda significativa. La exmagistrada progresista se incorporó como asesora al Gobierno de Patxi López para colaborar en la elaboración del primer decreto que reconoce como víctimas a personas que sufrieron abusos policiales. En la actualidad, forma parte de la comisión que se encarga de valorar las solicitudes de posibles damnificados. Firme conocedora de la realidad vasca, Carmena se adhirió a la Conferencia de Paz de Elkarri en 2002, en la que se sostenía que la violencia «no puede erradicarse sólo con medidas policiales y judiciales, por eficaces y acertadas que éstas pudieran ser». Asimismo, se pronunció en contra de la decisión del Poder Judicial de investigar a 16 magistrados vascos, catalanes y madrileños que mostraron su rechazo a la política de dispersión. Uno de los ejes del plan de paz de Fernández.
Ahora bien, la relación más directa, al menos en lo que al informe de vulneraciones de derechos humanos y a algunas acciones recogidas en el citado plan se refiere, es la que le une a Jon Landa. Profesor de Derecho Penal en la UPV, asumió en 2005 la dirección de Derechos Humanos con Ibarretxe. Presentó un polémico informe sobre víctimas, como parte del antiguo plan de paz, e impulsó el uso de testimonios de víctimas del terrorismo en los colegios. De hecho, encargó a Jonan Fernández y a Ramón Zallo las charlas formativas a los profesores. Landa apostó por utilizar testimonios escritos, no así presenciales por considerarlos «abruptos». Ahora será el excoordinador de Elkarri el que deberá dar continuidad al programa de ‘víctimas educadoras’. Con la diferencia de que el Gobierno apostará por mantener las experiencias presenciales que se iniciaron en la pasada legislatura.
EL CORREO 23/06/13