EL MUNDO – 23/02/15
· El ex ‘president’ comparece de nuevo para dar explicaciones sobre la fortuna de su familia.
«Es un tema personal suyo y de su familia». Esta afirmación, con variantes sintácticas, es la que más usó el president de la Generalitat, Artur Mas, en su comparecencia en el Parlament hace 15 días para desmarcarse de la confesión de Jordi Pujol en relación al dinero que su familia tenía en cuentas andorranas desde principios de la década de los 80 del pasado siglo. Mas, que en la misma comisión parlamentaria se refirió de nuevo a Pujol como su «padre político», quiso dejar claro que desconocía esta fortuna oculta hasta que el propio ex presidente se lo explicó la mañana del mismo día en que lo hizo público enviando una carta a varios medios de comunicación catalanes.
A preguntas de los diputados, Mas también explicó que no tenía lazos de amistad con los hijos del ex president y que CiU está al margen de este dinero de los Pujol, ya que garantizó que, por lo que conocía, nunca se habían cobrado comisiones por la adjudicación de obra pública, pese a que la Fiscalía y el juez instructor del caso Palau piensan lo contrario.
Pujol acudirá este lunes al Parlamento de Cataluña para escuchar de nuevo las preguntas sobre el origen de la fortuna familiar. Todo parece indicar que no ofrecerá detalles novedosos más allá de aquéllos que ya explicó en su comparecencia del pasado mes de septiembre –recordada más por la bronca que echó el ex president a los diputados y sus veladas amenazas de «si se toca la rama de un árbol caerán todas», que por la claridad de sus explicaciones– y en su declaración judicial de enero, cuando dio a conocer los nombres de las dos personas, Delfí Mateu y Joaquim Pujol, ambos fallecidos, que gestionaron la fortuna de su mujer y sus hijos en Andorra.
En relación con el dinero andorrano y las explicaciones públicas de Pujol, Mas dijo que la decisión del ex president le había causado «sorpresa y decepción», pero también defendió el legado político de Pujol al afirmar que «su confesión no puede anular la buena obra de gobierno, aunque la desequilibra». De esta forma, Mas hizo una de las pocas concesiones al fundador de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC).
Presionado por sus socios de ERC, los mismos que votaron a favor de su comparecencia parlamentaria, Mas renegó de la figura de Pujol para salvar su carrera política.
En el Parlament, afirmó que la Agencia Tributaria de Cataluña abrió diligencias «administrativas» al conocer la confesión de presunto fraude fiscal de Jordi Pujol, argumentando que actúa en defensa del «erario público catalán», sin ofrecer más detalles, ya que la ley lo impide.
Los casos de corrupción que afectan a la familia Pujol han obligado a CiU a sacrificar políticamente al ex president permitiendo la declaración del matrimonio Pujol Ferrusola y de sus siete hijos –además de algunas nueras– en la comisión parlamentaria. Jordi Pujol Ferrusola y su hermano Oleguer tienen investigaciones abiertas en la Audiencia Nacional por presunto blanqueo de dinero. Incluso, el primogénito deberá responder como imputado en el Juzgado de Instrucción número 31 de Barcelona el mes próximo por su gestión de la fortuna familiar que dejó su abuelo en Andorra.
Oriol Pujol, que fue diputado en el Parlament, secretario general de CDC y se postuló como sucesor de Mas al frente del partido, está acusado de tráfico de influencias y cohecho en el caso ITV y podría ser el primer miembro de la familia Pujol en sentarse en un banquillo, ya que la instrucción judicial está a punto de concluir. Pere, Mireia y Marta Pujol también están acusados en el proceso abierto por el legado de su abuelo, mientras que el único hijo del ex president no procesado en causa alguna es Josep Pujol, pese a que su nombre es uno de los habituales en las numerosas querellas presentadas tras la confesión del patriarca.
Todo parece indicar que Marta Ferrusola tampoco declarará ante la comisión parlamentaria y se espera que la comparecencia de su marido vuelva a ser tensa como la de septiembre pasado. La herencia que dejó Pujol con su confesión no sólo afecta a sus hijos, sino que lastra a Mas en su carrera por revalidar la Presidencia de la Generalitat.
EL MUNDO – 23/02/15