En un acto organizado por la Fundación para la Libertad, el periodista presentó ayer su nuevo libro ‘Algo habrá hecho’. Calleja repasó parte de la historia de ETA, «una factoría de odio contra lo español dedicada a extender el miedo». En su opinión, «la organización terrorista realizaba una selección concienzuda de las víctimas que quería exterminar».
El periodista José María Calleja afirmó ayer que «ETA ha fracasado en todos sus objetivos y ha triunfado el Estado de Derecho». A su juicio, la derrota policial «del terrorismo nacionalista vasco» se inicia con la caída de la cúpula de la banda armada en 1992 en Bidart.
Calleja realizó estas manifestaciones en Bilbao durante la presentación de su nuevo libro titulado ‘Algo habrá hecho. Odio, muerte y miedo en Euskadi’, promovido por la Fundación para la Libertad. En el acto también tomaron la palabra el presidente de la plataforma ciudadana, Nicolás Redondo Terreros, el columnista Santiago González y el director de EL CORREO, Ángel Arnedo, quien recogió el pasaje del libro en el que Calleja apunta que «’algo habrá hecho’ es la expresión que retrataba la indiferencia culpable de una buena parte de la sociedad vasca, que refleja la anestesia moral respecto del atentado que supone asesinar al discrepante».
El autor retomó el título de su obra para abominar de la «duda grasienta y repugnante que sembraba ETA cuando asesinaba a alguien y mucha gente lo justificaba con la expresión ‘algo habrá hecho’, cuando la víctima ya no podía dar explicaciones porque estaba muerta». «Comprometerse contra ETA ha estado penalizado socialmente en Euskadi», aseguró.
Calleja repasó parte de la historia de ETA, a la que calificó como «una factoría de odio contra lo español dedicada a extender el miedo». En su opinión, «la organización terrorista realizaba una selección concienzuda de las víctimas que quería exterminar».
Tras repasar varios momentos de dolor, José María Calleja, sin embargo, lanzó un mensaje optimista: «¿Cómo no vamos a serlo si ya lo éramos cuando nos mataban?», se cuestionó. «Queremos que esto se resuelva, la crispación no es buena», admitió.
No obstante, alertó de que «la gente no piense que todo está resuelto porque ya no se mata». «El problema ahora es que no tenemos libertad de opinión y no podemos decir lo que nos dé la gana», añadió, al tiempo que recomendó «hacer una labor didáctica, entre otros con los jóvenes de la kale borroka, para desmontar la estructura de odio y miedo».
EL CORREO, 31/3/2006