El portavoz de Aldaketa, que pronuncia hoy una conferencia en Bilbao, dice que «se ha producido un cambio fundamental en la sociedad vasca: la caída del mito de la imbatibilidad de ETA», y que «muchos síntomas indican que el discurso del PNV está agotado y es estéril. Los dos fenómenos abren una oportunidad para un cambio lento pero muy radical en la sociedad vasca».
La sociedad vasca vive «procesos de cambios profundos» que pueden situarla en la antesala de un nuevo tiempo político. El fundador de Aldaketa, Joseba Arregi, desarrollará esta tesis a las siete y media de esta tarde en una conferencia organizada por su propia plataforma y por la asociación Ciudadanía y Libertad en la sede de las Juntas Generales de Vizcaya, en Bilbao.
-Cuál es el objetivo de la colaboración emprendida por Aldaketa, Ciudadanía y Libertad y otros colectivos?
-El mismo que teníamos cada uno por nuestra cuenta: la necesidad de fortalecer la sociedad civil, y más en unos momentos en los que pueden suceder cosas importantes para su futuro. Sociedad civil entendida como el conjunto de ciudadanos que por razones distintas pueden criticar a todos los partidos y, al mismo tiempo, coger algo bueno de todos los partidos. Es la sociedad no amarrada por los partidos.
-¿Cómo pueden lograr ese objetivo?
-Creando opinión y machacando en lo importante. Trasladar a la opinión pública lo que fue la gran conquista de la modernidad, la libertad de fe, de creencia y de opinión, lo que, traducido a hoy en día, significaría también libertad de identidad. Crear espacios donde se puede pensar y no está prohibido estar en contra del discurso oficial.
-Ustedes no se sienten cercanos a ningún partido, pero son muy críticos con el nacionalismo.
-Sí, porque en la sociedad vasca hay un discurso hegemónico nacionalista. El mundo de ETA-Batasuna ha marcado el lenguaje y, junto a eso, ha habido un discurso oficial marcado por el resto del nacionalismo. En estos momentos, libertad significa ser críticos con ese discurso imperante.
-Usted sostiene que existe una «oportunidad para el cambio».
-Retomamos la idea fundamental de Aldaketa: la sociedad vasca necesita un cambio no sólo de Gobierno, sino de cultura política y de discurso general. Y creemos que ha llegado una buena oportunidad por varias razones. Nos movemos muy en el corto plazo, estamos todo el día peleados y perdemos de vista procesos de cambio profundos, más a largo plazo, que ya se están produciendo en la sociedad.
-¿A qué se refiere?
-Voy a apuntar básicamente dos fenómenos. Por una parte, se ha producido un cambio fundamental en la sociedad vasca, que es la caída del mito de la imbatibilidad de ETA. Ese cambio pasará a la historia como un momento muy importante en la transformación de la situación política de la sociedad vasca.
-Pero persiste la creencia en la imbatibilidad del nacionalismo.
-El segundo fenómeno al que me refiero alude precisamente a la creencia en la inevitabilidad del nacionalismo. La gestión pésima que ha hecho el PNV de su huida a Lizarra, o de los intentos de renovación de Imaz, el no poder librarse de las apuestas de Ibarretxe, la radicalización del discurso, la falta de legitimación del poder que está ejerciendo, la puesta en suspenso de las instituciones estatutarias…. un montón de síntomas indican que el discurso del PNV está agotado y es estéril. Los dos fenómenos apuntados abren una oportunidad para un cambio lento pero muy serio y muy radical en la sociedad vasca.
-¿Cómo valora entonces la respuesta de los ciudadanos a la manifestación del pasado sábado?
-La manifestación fue un indicativo más del agotamiento del discurso del PNV. Allí se defendía una contradicción: ‘En defensa de nuestras instituciones’, que están puestas en tela de juicio por todos los proyectos que ha defendido el nacionalismo en los últimos tiempos.
-Pero la respuesta ciudadana fue bastante numerosa.
-Me llegan rumores de que no están nada contentos con la respuesta ciudadana, que esperaban bastante más. De hecho, la apelación del presidente del PNV sobre que todo el pueblo vasco tiene que hacer suya esa protesta quiere decir que no la hizo suya en la manifestación.
-¿Considera que el nacionalismo se cree el discurso que está haciendo o piensa que es puro victimismo?
-Hay bastante de victimismo y bastante de electoralismo. Pero no le queda más remedio que creer en eso porque no tiene otra cosa. Muchas veces, elementos que se consideran instrumentales terminan siendo finalistas. Una vez que uno ha pronunciado un discurso, ese discurso se independiza y uno ya no es omnipotente para plegar las velas cuando le da la gana.
-¿Aplica también esa reflexión al proyecto de consulta de Ibarretxe?
-Si Ibarretxe da el paso de proceder a una consulta ilegal y de colocarse en una situación antisistema y el PNV no es capaz de pararlo será el suicidio del PNV. Eso significaría que el PNV ya no es el partido que manda sobre la institución, sino que sería, por decirlo con nombres y apellidos, la victoria definitiva de Garaikoetxea sobre el PNV en la pugna que han mantenido siempre, es el lehendakari el que manda sobre el partido y no el partido sobre el lehendakari.
-¿Cree también que el PP y el PSE deberían revisar sus discursos?
-Sí. Para plantear un cambio no basta con constatar lo que ha sucedido con el mundo de ETA-Batasuna y lo que está sucediendo en el mundo del resto del nacionalismo, sino que hace falta un discurso alternativo. No basta con decir ‘no’, como a veces plantea el PP, sino que, además, hay que ofrecer otra cosa. Y respecto al PSE, su alternativa ha estado muchas veces dirigida a decir: ‘si me pides 100 estoy dispuesto a darte 75, y si me aprietas el zapato y igual llego a 80’. Eso tampoco es un discurso alternativo. Eso es, ‘bueno, el discurso es el tuyo y yo aceptaría negociar una rebaja’.
-¿Qué propone usted como discurso alternativo?
-Un discurso capaz, desde la propia historia vasca, de recordar cosas muy sencillas. Nunca ha habido Euskadi, nunca ha habido instituciones comunes, si no ha sido de la mano de pactos estatutarios que caben y provienen de una Constitución democrática. El resto de la historia de la sociedad vasca es una historia de divisiones. Hay que hacer un discurso alternativo diciendo ‘vamos a asumir lo mejor de nuestra herencia, el doble patriotismo, la superación de las divisiones’. Los mejores personajes de nuestra historia participaron en empresas más amplias, fueron universales participando a través de lo que han sido los proyectos españoles. Hay que recuperar esa historia, lo mejor de la historia, y decir, ‘nosotros tenemos un proyecto para todo un país, no para un partido’.
EL CORREO, 31/1/2008