María Castañeda-Merca2.es

Acostumbrado a decir lo que piensa, moleste a quien moleste, Josu Jon Imaz le ha cantado las cuarenta al Gobierno, afirmando lo que multitud de voces desde todos los sectores también denuncian: que la transición energética se está haciendo mal. El CEO de Repsol afirma que la transición que está haciendo España es «ideológica» y es la causa principal por la que los consumidores estamos pagando más cara la energía, incluso por delante de la guerra de Ucrania.

Imaz no comprende que el Gobierno se enroque en su ideologismo y evite que España pueda extraer el gas o el petróleo que se encuentra en su subsuelo: «estamos renunciando en Europa a producir nuestro propio gas, ¿por qué se renuncia en España a producir el gas?»

«La transición energética debe cuidar la seguridad de suministro. Durante décadas necesitaremos petróleo y gas». Se puede decir más alto pero no más claro, aunque desde el Gobierno de Pedro Sánchez se quiera hacer la vista gorda para no reconocer el gravísimo error de cálculo que nos está llevando a una crisis sin precedentes. La economía española, como la del resto del mundo, va a seguir dependiendo del gas y del petróleo durante años, por mucho que los políticos quieran que pase lo contrario.

En España la demanda de gas para generar electricidad ha aumentado a lo largo de este verano por el escaso aporte de las renovables, y no hay otra manera de conseguirlo que importándolo, con lo que «se emite incluso más CO2 que si se produjese en el país», reconoce Imaz.

IMAZ Y «LA LEY DE LAS TRES MENTIRAS»

Imaz también se refirió al anuncio del Gobierno de establecer un impuesto temporal a los beneficios extraordinarios de las grandes empresas energéticas durante este año 2022 y el 2023. El consejero delegado de Repsol calificó la ley del Gobierno como «la Ley de las tres mentiras».

«Lo han revestido de prestación patrimonial» por lo que no es un impuesto; recae sobre los ingresos no, como dicen, sobre los beneficios, de modo que aún «cuando la compañía pierda dinero debe pagar el impuesto», y no se aplica sobre algo extraordinario.

En este apartado, Imaz contó con el apoyo del resto de representantes de las grandes compañías energéticas del país, presentes en el VII Foro de Energía, organizado por ElEconomista.es

DISCREPANCIAS CON EL FUTURO DE LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA

Sus homólogos de las grandes energéticas no respaldan las palabras de Josu Jon Imaz acerca del futuro de la transición energética, aunque saben que lleva más razón que un santo. Ellos abogan por potenciarla y no dar ni un paso atrás. En juego hay miles de millones en inversiones que necesitan que la rueda de la transición energética siga girando hacia adelante pero, ¿dónde nos puede llevar todo esto?

José Bogas, Mario Ruiz-Tagle y Rafael Mateo, consejeros delegados de Endesa, Iberdrola España y Acciona Energía respectivamente, coinciden en la necesidad de acelerar la transición energética y rechazan replantearla como solicita Imaz, que desearía que el Gobierno diera luz verde a extraer los recursos que alberga el subsuelo español.

MILLONES DE EUROS ENTERRADOS

Uno de los grandes problemas de España radica especialmente en que no se conoce lo que hay bajo la superficie y realmente no hay voluntad política de saberlo. No se han dedicado recursos en este aspecto y desde la década de los 60 del siglo pasado apenas se ha explorado. La desidia de los diferentes gobiernos nacionales durante décadas ha convertido a España en el país europeo con el menor ratio de sondeos.

Sin embargo, entre lo poco que se conoce, se encuentra un informe de comienzos de la década pasada, encargado por la Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos y Almacenamiento Subterráneo (ACIEP), en el que se afirma que el subsuelo de España, especialmente el de la cuenca vasco cantábrica, albergaba unas reservas de gas equivalentes a varios años de todo el consumo nacional de aquel momento.

En octubre de 2011, el socialista Patxi López, actual portavoz del PSOE en el Congreso y entonces lehendakari, avanzó esa información en un viaje a Estados Unidos. En el estado de Texas y, al pie de un pozo de shale gas, declaró que el País Vasco tenía reservas de gas para autoabastecerse durante 60 años. «Estamos ante un proyecto estratégico para el país, una garantía de sostenibilidad futura», resumió el entonces lehendakari, que anunció que en 2012 comenzarían a perforarse los dos primeros pozos. Pero ese proyecto se quedó en nada.

Cuantificando los datos, se explicaba que a cientos de metros bajo tierra había unos 700.000 millones de euros en gas. Eso al precio del gas del año 2013, considerablemente inferior al actual, por tanto, ahora ese precio se multiplicaría por mucho. Pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, no piensan dar un paso atrás. Su prepotencia no les permite reconocer que se equivocaron con una transición ultrarrápida, que hace aguas por varios sitios y que no está dando la prosperidad prometida al país, sino que está demostrando estar muy lejos de lo esperado.

REPSOL REIVINDICA UN MIX ENERGÉTICO «REALISTA»

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ya declaró a comienzos del mes de mayo, que apostaba por diseñar las rutas para llegar a un modelo descarbonizado en 2050 desde la neutralidad tecnológica sin «dogmas» y garantizar que no se producen «desabastecimientos» o «incrementos inasumibles de los precios energéticos».

Durante la celebración de la Junta General de Accionistas de la compañía, Brufau hacía entonces una llamada a la oportunidad y responsabilidad de reflexionar sobre cuál debe ser el mix energético de una «Europa fuerte».

«Debemos plantearnos si es realista fiar la recuperación de la crisis, acompañada de una aceleración de la transición energética, solo a la electrificación con energías renovables sin tener en cuenta otras tecnologías que hacen posible la descarbonización, o el papel que el gas natural y el petróleo tienen que jugar durante muchos años».