ABC 09/12/13
· Los batasunos esperan desde hace meses una entrega parcial de armas, que puede ser en breve.
Los últimos actos de «kale borroka» perpetrados en el País Vasco responden al descontento que ha suscitado entre las juventudes proetarras la decisión de los cabecillas de Sortu de prohibir los homenajes a los etarras excarcelados por la liquidación de la doctrina Parot. El reciente descabezamiento de la plataforma Herrira ha reactivado en la «izquierda abertzale» el temor a nuevas operaciones. Sortu también está preocupada porque se demora un gesto de ETA relacionado con un desarme simbólico, que esperaba para finales de septiembre o principios de octubre pasados.
Expertos en la lucha antiterrorista consultados por ABC sostienen que los últimos episodios no ponen en peligro, en principio, la decisión de ETA de cesar definitivamente su actividad criminal ni mucho menos la apuesta de la «izquierda abertzale» por la vía política e institucional. Sin embargo, hay que mantener la cautela, precisan. Aunque se ha utilizado como excusa la situación de los presos etarras en la cárcel de Sevilla, que mantuvieron un ayuno para reivindicar mejoras, los mismos medios apuntan a que estos ataques son obra de los sectores más duros de Ernai —juventudes proetarras—, muy enfadados porque tras la sentencia de Estrasburgo los dirigentes de Sortu dieron a sus bases la orden expresa de no rendir homenajes ni organizar «ongi etorris» (actos de bienvenida) a los excarcelados.
Lo cierto es que del medio centenar de etarras que han recuperado la libertad por la decisión de la Corte europea, solo se ha dado públicamente la bienvenida a cuatro. Además, en estos actos no ha habido presencia de dirigentes de la «izquierda abertzale» y han tenido un «modus operandi» al estilo de las «guerras de guerrillas». Es decir, se convocó a un reducido número de individuos, a través de comunicaciones personales, con muy poco tiempo de antelación, y tras el «ongi etorri», se disolvieron de inmediato.
La sombra de Herrira
La sombra de la operación contra Herrira, que tiene suspendidas sus actividades políticas, planea ahora sobre el conjunto de la «izquierda abertzale». Sortu no quiere renunciar a su pasado, se niega a condenar a ETA, pero tampoco quiere que se reediten las imágenes de cajeros automáticos, autobuses o sedes de partidos constitucionalistas calcinados por impacto de los cócteles molotov. De momento ven lejana una hipotética ilegalización porque el Constitucional, con su decisión de abrirles las puertas pese a las numerosas pruebas en contra, ha puesto el listón muy alto. Pero en torno a Sortu gravitan numerosos grupos satélites, vitales para la estrategia de la «izquierda abertzale», que no quieren correr la misma suerte que Herrira.
En cualquier caso, los expertos antiterroristas no observan trascendencia en estos últimos casos de «kale borroka», ya que han sido de muy baja intensidad, sin destrozos materiales de importancia. «Lo que ocurre es que se han juntado varios ataques en muy pocos días y como ya prácticamente no hay, por contraste se nota más». Sí dan cierta importancia al ataque a la sede del PP de Baracaldo, ya que se ha recuperado el cóctel molotov.
Comparación odiosa
El descontento de los sectores más duros de la «izquierda abertzale» por el «aburguesamiento» y la obsesión por «la poltrona y la moqueta» de algunos dirigentes, en alusión a la actividad institucional, no es el único frente que se le ha abierto a Sortu. En su día, Batasuna logró convencer a ETA de que lo mejor era dejar de matar. Lo tuvo fácil porque estaba policialmente derrotada. Pero ahora Sortu no consigue que entregue las armas.
A estas alturas, un comunicado que no vaya más allá de un gesto relacionado con el desarme provoca total indiferencia. Por ello, los expertos ven probable que próximamente ETA anuncie algún gesto simbólico, como una entrega parcial de armas.
Mientras, ayer el presidente de Sortu, Hasier Arraiz, no tuvo mejor ocurrencia que comparar a Nelsos Mandela, víctima de un apartheid, con Arnaldo Otegi, condenado por colaborar con una banda terrorista. Arraiz, que ya tiene abiertas diligencias judiciales por reivindicar la trayectoria de Batasuna en su apoyo a ETA, aseguró que que en Euskadi mucha gente sueña con un Otegi «lehendakari de una Euskal Herria independiente», como ocurrió en Sudáfrica con Mandela.
ABC 09/12/13