Los neocomunistas de Sumar acaban de plantear otra extravagancia propia de la antipolítica. Los exyolandistas, mientras buscan nuevo líder, creen que hay que acabar con el sistema de oposiciones propio de las sociedades avanzadas y que capacita para ser juez en ejercicio. Quizá vean mejor seleccionarlos por medio de un carné partidista o directamente con el voto ciudadano, ya que consideran accesoria la formación experta; de hecho, en la II República existieron tribunales populares formados por porteras y zapateros. Esta inmensa majadería carecería de importancia si no fuera porque el PSOE va asumiendo progresivamente el programa podemita que subordina la independencia judicial al poder político. Sánchez ya habla sin rodeos de ‘lawfare’ y amaga con cambiar el modelo para designar las principales vacantes. El presidente del CGPJ responde que estamos ante una «amenaza aterradora» mientras el fiscal general acabará dando cuentas de su acreditado sectarismo. En efecto, el panorama es terrorífico.