Juego sucio

JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • En Europa siempre se promueve, en abstracto; sueltas ‘to foster’ en cada intervención y ya has aprobado

Cuando le pusieron Florika de nombre su destino quedó sellado: sería directora general de Medio Ambiente de la CE. Su carrera hasta coronar la cumbre de ese otero retrata al euroburócrata de manual. Son gentes que se casan entre sí para mejor prolongar el limbo en el que viven. ¿Sueñan los funcionarios europeos con ovejas eléctricas? Quizá con ovejas votantes y con plantas eléctricas. Precisamente Florika toca el tema oveja y el tema plantas (también eléctricas, ¿tú crees que esto es corriente?)

Es el caso que, por protocolo, Florika —algún asistente suyo, en realidad— responde a una carta diciendo que claro que sí, que hay que promover. En Europa siempre se promueve, en abstracto; sueltas ‘to foster’ en cada intervención y ya has aprobado. Luego le llamas a todo «sostenible» (que a mí me sugiere lencería, nadie es dueño de su subconsciente). Con «resiliente» lo petas. Lo importante es no decir nada, con énfasis.

Bien, eso es lo que hizo la pobre Florika, que como buena col de Bruselas profesional no emite un párrafo sin su ‘deeply concerned’. ¿A qué esa honda preocupación? A nada. Es una muletilla que se pone antes o después de repetir los argumentos del que se ha quejado de algo. La finalidad, a nadie escapa, es no hacer nada. Bruselear, estrasburguear. Luxemburguear es otro nivel: allí hibernan los funcionarios mejor pagados de un entramado de por sí generoso.

‘Deeply concerned’ carece de significado en una declaración europea; en la carta de un eurofuncionario es adorno. No están preparados para que una banda gobierne un Estado miembro y airee con fines electorales una de esas vacuas misivas. De ahí viene todo: consternación en la burbuja por el tramposo aprovechamiento de la carta; intervención del comisario de la cosa verde tratando en vano de matizar las palabras de su subordinada sin afrentarla. Difícil asunto: ni Florika ni nadie puede evaluar el contenido de una norma que no existe. Como dije, es el tipo de anomalía que todos admiten, salvo la gente normal cuando los navajeros publican la no-carta.

El comisario de lo verde recurre por fin a esta salida de emergencia: la carta no se debió publicar. Implícitamente reconoce que su contenido, si uno se empeña en encontrarlo, es absurdo, estúpido, intolerable. Solo le faltó añadir: «¿A quién se le ocurre tomarse en serio una carta nuestra?» Y echarse a reír. Pero el hombre, que responde por Virginijus Sinkevicius, en vez de eso, en vez de irse de vacaciones, en vez de esconderse, recibe a la jefa del grupo socialista, española, creyendo quizá que a él no lo explotará el sanchismo. Por supuesto lo explotan. El PP Europeo reacciona, exige a su vez reunión y allí Manfred Weber le cuenta al ingenuo Virginijus que «está haciendo la campaña de Sánchez». No como reproche, solo le está informando. Desde entonces la CE calla. Ahora ya saben que a la banda de Sánchez no se le puede enviar ni un saluda.