EL MUNDO 05/02/15
ARCADI ESPADA
EL HECHO es que el piloto jordano Moaz al Kasasbeh fue encerrado en una jaula y quemado vivo por sus secuestradores islamistas. Su asesinato fue filmado y semanas después la grabación se distribuyó a través de diversas páginas web. La inmensa mayoría de los medios de comunicación se ha negado a exhibir el vídeo. Dicen que por no colaborar con la propaganda de los asesinos. Es extraño que un periódico tenga en su poder la descripción de un hecho relevante y se niegue a publicarla. Me pregunto, en la ida y venida de un soliloquio difícil, hasta qué punto es moralmente lícito no compartir una micra simbólica del dolor de Moaz; y también me pregunto a quién deja de verdad solo y abandonado esta negativa: si a sus asesinos o a él.
Pero sobre todo me pregunto por qué los periódicos hablan, ¡alardean!, de negarse a colaborar con los terroristas cuando en realidad lo que pretenden es proteger la sensibilidad de sus buenos y pequeños burgueses, y yo el primero. El asesinato del piloto está en todos los medios del mundo. Y con todos los detalles. Si hubiera propaganda en el terror está cumplida. Pero es que no solo cumplida: muy vitaminada. Del material que los productores islámicos han puesto al alcance de todos los periódicos éstos han elegido los momentos más estéticos y cinematográficos. Especialmente virulenta y desmoralizadora es la fotografía que muestra a Moaz en la jaula, observando absorto el zigzag de fuego que va a consumirle en pocos minutos. Es esta opción por el tráiler pasteurizado y no por la película íntegra, por el encuadre y no por la deformación de la sangre, lo que facilita que cualquier desfile de moda sea capaz de utilizar mañana el atrezo IS.
Un periódico puede negarse a publicar el vídeo del asesinato. Puede reducir la información a una columna en páginas interiores, como lo haría con toda seguridad de no existir las pruebas gráficas. Hay razones, aunque discutibles, para hacerlo. ¿Pero cómo justificar esa elección del ángulo limpio y bonito de un asesinato? ¿Cómo escamotear la evidencia de que el ingenioso reptil de fuego que avanza dejará en la jaula el bulto negro de lo que fue un hombre? ¿Un Auschwitz con trenecillos que llegan y las lomas de cadáveres fuera del encuadre?
Lo que hace la propaganda.