EL MUNDO – 05/06/15
· Oriol Junqueras modula sus condiciones para respaldar un Gobierno liderado por Ada Colau en Barcelona. Tras comprobar que la ex activista no está dispuesta a asumir la «impropia» hoja de ruta soberanista diseñada por ERC, Convergència y la ANC, el jefe de filas de los republicanos manifestó ayer que aun así continúa siendo partidario de favorecer el cambio político en la Alcaldía de la capital catalana.
Sin embargo, el ofrecimiento de Junqueras esconde matices importantes. Así se explica que el presidente de ERC avisara ayer a Colau de que deberá «asumir sus responsabilidades» tras negarse a suscribir el guión para que Cataluña se declare independiente en 2017. Junqueras cedió y refrendó su voluntad de colaborar en la gobernabilidad de Barcelona, pero añadió que ERC respaldará al Ejecutivo de Colau «desde dentro, desde fuera, desde al lado, desde más allá o desde más cerca». Es decir, sugirió que su partido podría no acabar integrándose en un eventual Gobierno de izquierdas liderado por Barcelona en Comú (BComú) para decantarse, finalmente, por apoyar sus decisiones desde la oposición.
Ese escenario cobra fuerza si se atiende a las palabras del cabeza de lista de ERC en Barcelona. Alfred Bosch sostuvo ayer textualmente que «no ve a ERC entrando en el Gobierno de Barcelona». El candidato de los republicanos a la Alcaldía de volvió a tomar las riendas de la negociación con Colau tras verse desplazado por Junqueras. Bosch defendió que «difícilmente» pueden compartir Ejecutivo con un partido que rechaza adherirse al proceso soberanista. Un mensaje que el republicano lanzó a BComú y después hizo extensivo al PSC. Dijo Bosch que, por esa misma razón, tampoco se ve gobernando con los socialistas.
El líder de ERC en Barcelona ni tan sólo acepta ahora el único gesto que Colau parece dispuesta a hacer en estos momentos: el de integrar al Ayuntamiento en la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) previa consulta a los barceloneses. Bosch consideró ayer que «no hace falta consultar a la ciudadanía» y reclamó la adhesión inmediata a la plataforma independentista, que también participó en la gestación de la hoja de ruta hacia la secesión.
«La sensación es que las diferencias son grandes y falta complicidad, pero continuemos hablando», zanjó Bosch, para dejar una ventana abierta al acuerdo.
A esa oferta se agarró Colau, quien ayer insistió en que su equipo continúa «trabajando para formar Gobierno desde el diálogo» y apostilló que se dejará «la piel» para que las conversaciones con ERC y PSC fructifiquen. La ex portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca pasó a continuación al ataque para considerar que resultaría «absolutamente imperdonable» no formar un Gobierno de izquierdas por «anteponer las siglas a a la ciudad».
Colau reprochó, pero no ofreció contrapartidas para tender puentes con los republicanos. La ex activista se limitó a justificar su negativa a abrazar el guión secesionista de Artur Mas. «En realidad decimos lo mismo de siempre: no estamos por la utilización partidista del proceso popular que lucha por la soberanía, como hace CiU, un partido lleno de corrupción», precisó en un contacto a pie de calle con vecinos de Barcelona. De vuelta a su territorio natural, la líder de BComú pidió a los barceloneses mantener «las plazas llenas» cuando haya tomado posesión, para que su Gobierno «se enfrente a la gente que tiene privilegios y no renunciará fácilmente a ellos».
Tampoco renunciará el frente soberanista a sus pretensiones. Al grupo de presión para que BComú recapacite y respalde la independencia se sumó ayer un nuevo miembro, la ANC, quien en boca de su nuevo presidente, Jordi Sànchez, pidió a Colau que «asuma el proceso como propio».