La inhabilitación por dos años de Artur Mas, por desoír al Tribunal Constitucional cuando organizó la consulta del 9-N de 2014, ha instalado una pregunta en la actualidad política catalana: ¿quién se expondrá a la mismas consecuencias con la convocatoria del referéndum de independencia? Carles Puigdemont afirmó con rotundidad en el Parlament que la organización de la consulta quedaba en manos de Oriol Junqueras, pero el líder de ERC dejó ayer claro que ese compromiso lo asumirán «de forma colectiva» todos los miembros del Govern.
Junqueras, que también es vicepresidente de la Generalitat, lleva semanas despertando sospechas en sectores del PDeCAT. Le acusan de «ponerse de perfil» con todas las decisiones que podrían perjudicar su futuro político y dejar que los neoconvergentes asuman esas responsabilidades. Esos sectores estaban convencidos de que el momento de la verdad llegaría cuando hubiera que firmar el decreto de convocatoria del referéndum, que pondrá en marcha la maquinaria judicial del Estado. Y Junqueras les dio ayer la razón, pero también dijo que no firmará solo.
Según dijo en Rac1, él está «encantado de firmar lo que haga falta», pero puntualizó: «Ante una cosa de este tipo, lo mejor es que lo firmemos todos, que sea el conjunto del Govern quien firme. Además, eso indicará el compromiso de todos».
Es el mismo punto de vista que sostiene la CUP, que teme deserciones de última hora de la estrategia común, sobre todo en las filas del PDeCAT. Junqueras dijo además que no le da miedo una posible inhabilitación: «Si alguien cree que esto me intimida, pues en absoluto».
El líder de ERC sigue instalado en el discurso de que el referéndum se celebrará de forma inexorable, aunque en Cataluña nadie duda de que el Gobierno recurrirá la convocatoria desde el primer momento. Los independentistas no quieren contemplar de momento en público ningún otro escenario, y por eso Junqueras afirmó que «las elecciones están totalmente descartadas, porque en estos momentos existe un compromiso con el referéndum».
Sin embargo, todos los partidos hacen sus planes para la próxima cita electoral, en la que ERC parte como clara favorita. Ayer, un tuit del diputado de Junts pel Sí, Antoni Castellà, hizo públicos estos movimientos soterrados, para quejarse de ellos: «Cuadros de partidos que estáis calculando a quién colgar el muerto de no hacer el referéndum unilateral y sobrevivir con elecciones, ¡a casa! ¡Haremos el referéndum!».
Pero lo cierto es que los independentistas no dicen cómo piensan esquivar el veto del Tribunal Constitucional, y mantienen oculta la Ley de Transitoriedad Jurídica que debe permitir tanto la convocatoria de la consulta como el paso de la legalidad española a una propia catalana. Junqueras se limitó ayer a afirmar que «el referéndum se hará, y la pregunta es qué hará el Estado para impedirlo». Gabriel Rufián, diputado de su partido en el Congreso, añadió que la votación «se podría adelantar» si «hay inhabilitaciones en masa y el Estado español continúa con esta ofensiva judicial».
Dos consellers del Govern, los dos del PDeCAT, ya se pronunciaron ayer sobre la firma colegiada del decreto de convocatoria del referéndum que sugirió Junqueras. Y su diferente grado de compromiso con la idea puede servir para ejemplificar la división con la que afronta el asunto el partido que preside Artur Mas.
El consejero de Empresa y Conocimiento de la Generalitat, Jordi Baiget, dijo que no tiene problema en exponerse por la vía de la firma. «Me siento absolutamente solidario con el Govern y tenemos una misión muy clara, que es convocar un referéndum. Estoy dispuesto a firmar, claro», afirmó.
El titular de Interior, Jordi Jané, fue menos entusiasta. Señalado por la CUP y por los sectores más radicales de su partido por su presunta tibieza, Jané pidió que no se anticipen decisiones que «todavía no han llegado», aunque también quiso precisar que el Govern «va a una» y no habrá «brechas».
DURAN: «ENGAÑAN» A LOS CATALANES
El ex líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, avisó ayer de que la independencia «no va a ser posible» y acusó a los soberanistas de «engañar» a una sociedad catalana que, a resultas del debate soberanista, corre el riesgo de sufrir «heridas».
En una entrevista en la revista ‘Somos Litera’, de su comarca aragonesa natal, el político retirado aseguró que los catalanes «no tienen información suficiente», porque España «no va a permitir el referéndum» y la UE tampoco aceptará «la independencia de alguien que vulnera la legalidad constitucional española», en el caso de que se proceda por la vía unilateral.