El Mundo 27/11/12
El líder de ERC está dispuesto a pactar con CiU pero no aclara si entrará en el ‘Govern’
El destino se guarda golpes magistrales. Hace dos años, en un encuentro nacionalista en Arenys de Munt, la multitud aclamaba a Joan Laporta y Joan Carretero, que acaudillaban las escisiones de ERC. Se ponía en sus manos el futuro del independentismo mientras especulaban con una candidatura unitaria que sería imposible. Por ahí se dejó caer Oriol Junqueras, inadvertido ante la popularidad de los rivales y representante de una Esquerra deprimida. Ahora, Laporta y Carretero se han eclipsado y Junqueras es el ungido por el soberanismo como el jefe de filas de la izquierda catalana y el hombre capaz de plantear a CiU que rete a Madrid a un pulso secesionista.
Desapasionado, el mandatario republicano empezó ayer a administrar el triunfo moral. Doblar escaños autoriza a ERC a marcar como condiciones a Mas las consignas que Junqueras ha machacado en campaña: una hoja de ruta independentista y reconducir la cuestionada política de recortes.
ERC demanda que se impulse el proceso soberanista, sin titubeos. El presidente del partido quiere «claridad, fechas concretas, voluntad de hacer el referéndum y que se establezcan las condiciones». Junqueras cree que, pese al batacazo de CiU, la vía hacia el Estado catalán ha sido «refrendada»: «Hay una mayoría clara, casi de dos tercios, de los que queremos convocar el referéndum. No hay duda de que ha salido muy reforzado».
El candidato también espoleó a los convergentes a probar con hechos que han comprendido que les toca retractarse, y citó como ejemplos derogar el euro por receta y deshacer los acuerdos con el PP en la Diputación y varios ayuntamientos. Junqueras no concretó estrategias ni tampoco si facilitará la investidura de Mas, con lo que dejó vivas todas las opciones, desde que Esquerra reingrese en el Govern hasta que encabece una oposición exigente a CiU. «Estamos para construir grandes consensos», remarcó el soberanista, que extiende la llamada a la conciliación a todos los partidarios de la consulta.
Inclinado a gravar las transacciones bancarias y a recuperar el tramo más elevado del Impuesto de Sucesiones, Junqueras enumeró entre las exigencias una retahíla de políticas socialdemócratas: «Es necesaria una fiscalidad más justa, eliminar el euro por receta, bajar el IRPF, quitar presión a las familias y trasladarla a otros ámbitos que se han beneficiado en los últimos años».
El candidato ha repetido esas propuestas mitin tras mitin, sosteniendo que permitirían recaudar unos 1.000 millones de euros adicionales. No por conocidas dejan de ser un torpedo al libreto liberal convergente. Junqueras también argumentó que CiU se ha despeñado por dar rodeos sobre la independencia e intentar monopolizar a la vez el soberanismo: «Ha perdido escaños porque no ha sido suficientemente explícito y no ha demostrado la sensibilidad social de ERC. CiU y Mas se han equivocado al plantear las elecciones como los únicos líderes del proceso».