EL MUNDO – 08/01/16
· El líder de ERC descarta entrar en un Gobierno de transición hasta las elecciones anticipadas.
· No hubo sorpresa de última hora y, salvo milagro, Cataluña se encamina hacia sus cuartas elecciones autonómicas en poco más de cinco años.
· La reunión entre Junts pel Sí y la CUP fracasó, y también lo hizo la última argucia de Artur Mas para forzar a Esquerra a reeditar la coalición de cara a los nuevos comicios, que se celebrarán con casi toda seguridad el 6 de marzo. Esta vez Oriol Junqueras reaccionó rápido y rechazó la propuesta del president de compartir Gobierno en funciones.
En una jornada que superó en muchos momentos los límites del sainete, la suerte de la legislatura se decidió antes de la reunión de la coalición vencedora con la CUP. Mas se citó con todos sus diputados durante dos horas, pero enseguida se vio que no habría cambios de calado: el jefe del Ejecutivo en funciones se resiste a dejar paso a otro dirigente, y el veto de los antisistema no deja margen de maniobra.
El encuentro dejó algunas novedades. Por primera vez, varios diputados de ERC e independientes que formaron parte de la lista de Junts pel Sí invitaron al president a apartarse para salvar el proceso soberanista. La CUP ha dejado claro que está dispuesta a apoyar la investidura de otro dirigente, y ERC está pasando de las insinuaciones a las sugerencias cada vez más directas. Pero no hubo nada que hacer. La respuesta de Mas fue una nueva huida hacia adelante. Durante la reunión, que duró casi dos horas, el líder de Convergència ofreció a ERC entrar en el Govern en funciones hasta que se celebren las elecciones.
El president dijo que pretende que la unidad de Junts pel Sí «se visualice» hasta ese día. De rebote, buscaba implicar a Esquerra en la repetición de la fórmula para el 6 de marzo. Lo tendrá muy difícil: Junqueras ya dijo hace unos días que fue contraproducente porque, por primera vez, la suma de los dos principales partidos nacionalistas catalanes no logró la mayoría absoluta.
Convergència sí quiere repetir Junts pel Sí porque le serviría para soslayar sus casos de corrupción y por miedo al sorpasso: ERC ya superó a la formación de Mas en las últimas elecciones generales. Los convergentes quieren mantener el timón del soberanismo, y controlar los tiempos como hasta ahora.
El Govern en funciones que propuso Mas, en el que además de dirigentes de ERC se integrarían independientes de la lista de Junts pel Sí, no tendría capacidad para impulsar iniciativas legislativas, porque el Parlament estaría disuelto. Se mantendría hasta después de las elecciones, cuando la lista ganadora estudiase un nuevo Ejecutivo.
Su propuesta molestó a Esquerra, que considera que ya ha hecho muchas renuncias durante el proceso soberanista: se avino a defender la consulta del 9-N cuando Mas la sustituyó de forma unilateral por un «proceso participativo» inocuo, y también se plegó a las exigencias del president cuando amenazó con no adelantar las últimas elecciones autonómicas si el partido no concurría junto a Convergència.
Esquerra considera que ha llegado el momento de Junqueras y no quiere volver a caer en las maniobras de Mas, secundadas por una poderosa red mediática. Por eso las evitó rápidamente: fuentes del partido calificaron de «fraude democrático» la propuesta del president. Para los republicanos, «un Govern de siete semanas, sin mayoría parlamentaria y sin presidente investido no tiene sentido», máxime en plena campaña electoral.
«Eso no se ha visto en ningún sitio del mundo. Lo que quiere ERC es un acuerdo para hacer la independencia, y hasta el último segundo lo seguiremos intentando», añadieron las mismas fuentes.
Ayer no tuvieron éxito, y es muy dudoso que lo vayan a tener hasta el lunes, cuando Mas tiene que firmar por ley el decreto de convocatoria de las nuevas elecciones si no hay acuerdo. Primero fracasó la propuesta de Súmate –una asociación de independentistas castellanohablantes cercana a ERC– apoyada por la CUP, de que Mas cediera el mando de la Generalitat a la vicepresidenta Neus Munté y él se quedara como conseller en cap.
«Mi candidato a la Presidencia y el de Junts pel Sí es el president Mas. No seré moneda de cambio de nadie para traicionar la voluntad de los electores», zanjó Munté la polémica con un tuit.
Después, y tras unos esperpénticos movimientos preliminares que incluyeron carreras por Barcelona para tratar de despistar a los periodistas, el encuentro definitivo entre Junts pel Sí y la CUP terminó también en fiasco. Nadie quiere levantarse de la mesa y ambas partes se instaron a seguir negociando, pero los antisistema insisten en que no hay nada que hacer hasta que Mas acepte dar un paso atrás. Fuentes del partido afirmaron que hoy no habrá nuevas conversaciones a no ser que se les convoque desde Junts pel Sí, informa Cristina Rubio.
En el encuentro de ayer, que duró más de tres horas, participaron negociadores de Junts pel Sí como Jordi Turull (CDC), Marta Rovira (ERC) y Josep Rull (CDC); y de la CUP, como Anna Gabriel, Albert Botran y Eulàlia Reguant. También estaban los líderes de la ANC, Jordi Sánchez, de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), Carles Puigdemont (CDC). Las dos partes siguen siendo pesimistas sobre la posibilidad de un acuerdo.
Ya por la noche, y en una de sus habituales entrevistas en TV3, el propio Mas dio casi por hecho que habrá elecciones. «El problema no soy yo, el problema no es Artur Mas», repitió, sin variar un ápice su posición.
EL MUNDO – 08/01/16