Raúl Heras-El Español
El autor explica las razones poco jurídicas que llevan al representante polaco en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea a ponerse de parte de los separatistas catalanes.

Tuvo mala suerte España cuando el 4 de noviembre el abogado Andreu Van den Eynde presentó ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea el recurso de Oriol Junqueras contra la decisión del presidente del Parlamento europeo, David Sassoli, de no reconocer la condición de diputado del político catalán. La venganza polaca se puso en marcha y el 19 de este diciembre veremos hasta dónde llega.
De los once abogados generales con que cuenta el Tribunal, el caso fue a parar a manos del polaco Maciej Szpunar, y ocho días más tarde su resolución chocaba de lleno con las decisiones del Tribunal Supremo español y del juez Pablo Llarena. La condición de eurodiputado no dependía del acatamiento a la Constitución y de la toma de posesión del acta parlamentaria, la única condición era haber sido elegido en las urnas.
Puede que para entender los motivos profundos del jurista polaco haya que retroceder al mes de octubre de 2018, cuando llega a la vicepresidencia del TJUE la española Rosario Silva Lapuerta. Su primera decisión supuso un duro y sonoro varapalo para el ultraconservador gobierno polaco presidido por Andrzej Duda. Tiraba por tierra su pretensión de cambiar por completo el Tribunal Supremo de su país a través de una reforma que expulsaba del mismo a las dos terceras partes de sus componentes. Una forma de asegurarse el control judicial y que a la representante española y a sus colegas del TJUE les pareció que vulneraba las más elementales normas de la independencia y el equilibrio de poderes dentro de un Estado.
Catorce meses más tarde la posibilidad de venganza estaba servida. La interpretación de la ley permitía al abogado general abrir una gran puerta a los deseos de Oriol Junqueras, y de paso a los de Carles Puigdemont y Toni Comín, el primero juzgado y condenado, y los otros dos en busca y captura, algo que puede cambiar el futuro inmediato de los tres.
Hija del exministro de Obras Públicas del franquismo Federico Silva Muñoz y sobrina del ex gerente del PP Álvaro Lapuerta, a Rosario Silva la han apoyado en su carrera judicial dentro del TJUE tanto José María Aznar como Mariano Rajoy, siempre con la valiosa ayuda de Ana Palacio, tanto en su papel de ministra de Exteriores como en sus mantenidas y excelentes relaciones con las instituciones europeas relacionadas con la Justicia.
El fallo del TJUE del día 19 puede dar a Puigdemont un ‘aval europeo’ para viajar a España sin ser encarcelado
Rosario Silva y el actual presidente del tribunal, el belga Koen Lenaerts, llevan en el organismo europeo quince años, con una marcada diferencia en su visión sobre la estructura de los Estados en los que existen varias lenguas oficiales y regiones que apuntan a la federación de las mismas.
Lenaerts perteneció hasta su disolución en 1999 al grupo Condenberg, integrado por representantes de sectores sociales y culturales que defendían el federalismo como fórmula para integrar la pluralidad ciudadana de Bélgica. Durante los 15 años de su existencia insistieron en que la convivencia de tres comunidades, en tres regiones y con cuatro lenguas oficiales sólo era posible a través de la estructura federal.
Cuando el próximo día 19 de diciembre el TJUE dicte su fallo sobre el recurso de Oriol Junqueras puede que a éste ya no le afecte, al estar juzgado y condenado por el Tribunal Supremo español, y que tenga que alargar su pelea para salir de prisión, pero tanto Puigdemont como Comín tendrán en su poder un aval europeo en su condición de eurodiputados para poder viajar a España sin ser encarcelados.
Ese día, también, se abrirá otro capítulo en la política de Cataluña sobre todo si, como piensan la mayoría de los dirigentes, el actual presidente de la Generalitat convocará elecciones autonómicas en busca de una nueva victoria de JxCat. Un detalle a tener muy en cuenta en las negociaciones del portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, con Adriana Lastra y José Luís Abalos. Al final se trata de una batalla más por el poder en Cataluña.
*** Raúl Heras es periodista.