Antonio Casado-El Confidencial
- Del mantra “diálogo con la ciudadanía” cuelgan las propuestas de la vicepresidenta Díaz. El programa se hará público cuando haya ruido de urnas y llegue el momento de distanciarse del sanchismo
Con su decisiva intervención para poner los PGE 2022 de camino al Congreso (mañana jueves salen del Consejo de Ministros), ya firmados por las dos fuerzas de la coalición, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, sigue puntuando en su historial de dirigente mejor valorada en los sondeos del CIS. Viento en las velas de una futura candidata a la Moncloa, si todo sale como esperan sus costaleros.
De momento, muy poco sabemos de la operación anunciada por ella misma en la reciente fiesta del PCE (Partido Comunista de España). Incógnita, folio en blanco, vellón de lana, nieve sin pisar, potencia sin acto. Nada está escrito sobre el futuro de un ‘Junts per Yolanda’ a la izquierda del PSOE, más allá de la buena prensa que tiene la presunta heredera de Iglesias como aspirante a la Moncloa en nombre de ese sector del electorado.
Por ella no quedará. Del mantra “diálogo con la ciudadanía” (mejorar la vida de la gente, no asaltar los cielos) cuelgan las propuestas todavía en incipientes fases de elaboración. Un futuro programa cuyo lanzamiento está previsto para 2022, cuando el ruido de urnas vuelva a zarandear el tablero y ella crea llegado el momento de marcar distancias con el sanchismo.
Los teólogos del proyecto no piensan en una nueva fuerza política, sino en ofrecer una plataforma que concite voluntades y no partidos
Las personas embarcadas, el propio Iglesias entre ellos, actúan movidas por un imperativo: que la izquierda no comparezca partida por tres a escala nacional (PSOE, UP, MP) y fragmentada a escala autonómica (adiós a las ‘mareas’). Por eso los teólogos de la operación, muy en ciernes todavía, no piensan en formar una nueva fuerza política, sino en ofrecer una plataforma con vocación de transversalidad que concite voluntades y no partidos.
A la caza del votante, no de las siglas. El destinatario implícito del mensaje es Íñigo Errejón, líder de Más País y en principio reticente con el clarinazo de la vicepresidenta.
La ‘transversalidad’ solo encaja en el voluntarismo de quienes respaldan el llamamiento a retener los votos a la izquierda del PSOE frenando la tendencia del menguante electorado de UP. A Yolanda Díaz le ha sentado bien la vicepresidencia y sale mejor valorada que Sánchez en el ‘ranking’ de líderes, pero está por ver su tirón entre los votantes del PSOE y MP.
Los planes de Díaz se ven bien en Moncloa porque favorecen la continuidad de la coalición PSOE-UP con otros collares
Las comparaciones no terminan ahí. También se pregona su buena imagen entre votantes de la derecha. Según el CIS, está bien vista por un 23% de ese sector, mientras que en el mismo marcador aparece Sánchez con solo un 9%.
Nada de eso permite suponer ni de lejos que el tirón de Yolanda Díaz puede desbordar el perímetro reservado a la izquierda de siempre. Que Garamendi (CEOE) elogie su talante, que sea una comunista que no desentona en el barrio de Salamanca o que su imagen guarde un cierto parecido físico con Isabel Tocino (una histórica dirigente del PP) no va a darle para convertirse en la nueva estrella de la política nacional.
Su proyecto se ve con buenos ojos en Moncloa porque favorece la continuidad de la coalición PSOE-UP con otros collares a partir de las próximas elecciones generales. Ahora está en el séptimo cielo, pero cuando sea candidata le caerán de todos los colores. Me pregunto cuánto tiempo tardará Casado en estigmatizar a Sánchez por sus tratos con una candidata del PCE mientras Sánchez sigue estigmatizando a Casado por sus tratos con Vox.