Jesús Cuadrado-Vozpópuli

  • Al PSOE sanchista -y no hay otro- le preocupa nada la defensa del territorio nacional. Van de flotilla

La proximidad de la paz en Gaza hace más visible la indecente utilización del drama con el fin de reactivar un gobierno en caída libre. Si había alguna duda sobre los objetivos espurios de la flotilla, Ada Colau, exalcaldesa de Barcelona que retiró el cuadro del Rey y la bandera de España del Ayuntamiento, lo dejó bien claro. Debían esperar al buque de la Armada “para romper el bloqueo y poder llegar a Gaza”, confesó sin complejo, y con el apoyo explícito de la vicepresidenta Yolanda Díaz. Los activistas embarcados -entre ellos, dos etarras- solo reproducían un plan ya conocido, pero ahora lo novedoso era que el Gobierno se implicara con un buque de guerra. Algo manifiestamente ilegal. Como portavoz socialista fui ponente de la Ley Orgánica de la Defensa de 2005. Incorporamos un artículo que exigía acuerdo parlamentario para misiones militares en el exterior, incluidas las humanitarias. Al margen del Parlamento, ahora vemos militares enviados en apoyo de grupos antisistema. Para “romper el cerco”. La flotilla navegaba en la misma dirección que la falacia “si no dices genocidio, eres cómplice de la masacre”, con la que se ofende a millones de ciudadanos, incluido el Rey. Que los españoles condenen masivamente la matanza de civiles no significa que aprueben su utilización partidista para sacar rédito político. A raíz de los horribles crímenes de Hamas, era innegable el derecho de Israel a la legítima defensa (ius ad bellum) y, del mismo modo, que la masacre provocada en la población civil por Netanyahu viola las normas internacionales (ius in bello). Esa es la posición mayoritaria en la Unión Europea, que nada tiene que ver con la de ministros españoles que exigen la desaparición de Israel –“desde el río hasta el mar”-. La implicación partidaria del Gobierno español en el conflicto solo se puede entender por la situación política desesperada de Sánchez. Como demuestran las actuaciones del ministro Albares, que ha declarado que los activistas “estaban ejerciendo un derecho básico” y se ha postulado -¡él!- para representar a la UE en las negociaciones con Netanyahu para liberarlos. ¿Y que lo narre Intxaurrondo?

«Diplomacia y prudencia»

Todo este vodevil de la flotilla se ha desarrollado a la vez que Putin lanzaba un ataque en toda regla contra Europa, violando el espacio aéreo de varios países. Se trata de agresiones con drones desde “barcos fantasmas” rusos, es decir, con capacidad para afectar a territorio español. Francia ya ha detenido a un capitán de petrolero implicado. Sánchez se inhibe y ha dado la espalda a los líderes europeos que en las reuniones de la pasada semana en Copenhague se coordinaron para crear un muro anti drones común. El presidente del Gobierno español quita hierro a la situación y propone “diplomacia” y “prudencia”. Obviamente, ha irritado a los socios que han mostrado hartazgo, con palabras muy duras de varios primeros ministros. Rearme a su país, le ha dicho la danesa Mette Frederiksen. Como si oye llover. Él está a otras cosas y boicotea la defensa colectiva –“si atacan a uno, atacan a todos”-, insustituible para la seguridad de los españoles.

La flotilla de Iván Redondo

No ha podido dormir, pensando en qué le ocurriría a los de la flotilla, ha confesado. Más preocupado por el juez Peinado y el rastro de los sobres, los ataques planificados de Putin a una Europa con serias carencias en sus sistemas de defensa no le impresionan. Por su parte, los socios comunistas de Sumar y Podemos están en su salsa con la nueva guerra fría en marcha. Les resbala la declaración de la Otan de finales de septiembre sobre la necesidad de rearme urgente de los aliados europeos ante un estado de guerra. El Psoe se ha acomodado al bloque comandado por China, enemigo declarado de las democracias occidentales, y se aleja de las posiciones de la Alianza Atlántica. Cuando el laborista Starmer en el Reino Unido llamaba a consultas al embajador ruso para pedirle explicaciones, el Gobierno sanchista citaba a la representante israelí. Aislados en Europa y en la Otan, ¿qué haría Sánchez ante violaciones del espacio aéreo español, como las sufridas por Polonia, Dinamarca o Rumanía? Diplomacia y prudencia es la receta del “doctor”. Al PSOE sanchista -y no hay otro- le preocupa nada la defensa del territorio nacional. Van de flotillas. Ahora han fletado otra, esta comandada por el gurú Iván Redondo para reforzar a Tezanos. Tomen nota de la receta: más PSOE, menos PP, más Vox y menos Yolanda. Oído, cocina.