HERMANN TERTSCH – ABC – 18/08/15
· El deber de controlar que los gobiernos regionales cumplan con la ley es del Gobierno de la Nación.
El Gobierno de la Comunidad Valenciana asegura no compartir las intenciones de uno de sus más destacados miembros, Vicente Marzá, de sumar a esta región a la operación separatista acaudillada en Cataluña por el presidente de la Generalitat, Artur Mas. Dice la portavoz del Gobierno regional, la vicepresidenta y dirigente del nacionalista Compromís, Mónica Oltra, que el gobierno del socialista Ximo Puig no apoya los planes de su consejero de trabajar para destruir España, dinamizar la Constitución y anexionar Valencia a Cataluña. ¡Vaya, qué bien! Pero trabaja bien y cómodamente con el enemigo del Estado.
El presidente del Gobierno regional, del PSOE, no tiene ninguna intención de relevarlo. Marzá es un separatista, un enemigo declarado de España como Estado y Nación, y de la Constitución. De una Constitución que tenía que haber jurado respetar y defender, porque si no fuera el caso, no debería estar hoy ejerciendo el cargo que ocupa y que tantas satisfacciones produce al gobierno del socialista Puig. Tampoco está libre de culpa el PP, cuya política educativa en décadas ha creado el caldo de cultivo para esta miseria. Lo cierto es que el deber de controlar que los gobiernos regionales cumplan con la ley es del Gobierno de la Nación.
Marzá es nada menos que consejero de Educación, Cultura y Deportes. Es quien establece cuáles son las directrices educativas a las que están sometidos todos los niños en la región. El que decide qué aprenderán y escucharán los niños españoles en clase en toda la región valenciana sobre España, su historia, la democracia, su Estado y su Constitución. Marzá es lo que se llama un pancatalanista que cree que Cataluña tiene la misión histórica de destruir España para construir un nuevo Estado en las regiones de Cataluña, Comunidad Valenciana actual, Baleares y aquello que el apetito territorial vaya disponiendo, sobre todo en Aragón, quizás más adelante en Murcia o Castilla-La Mancha. Como Grossdeutschland o Velika Serbjia, pretende una Gran Cataluña mucho más allá de las fronteras actuales de la región y con una vocación expansionista que tiene a poner cada vez más lejos las fronteras exteriores de esos fantasmales Países Catalanes.
«Poquito a poquito, pasito a pasito, los que nos creemos el país construiremos un puente con las mismas piedras a cada lado del río Sènia», decía Marzà. De forma tan poética describe el consejero de Educación sus planes de dinamitar España para crear un Estado a partir de la anexión de Valencia a Cataluña en gran parte de España oriental incluidas las Baleares. Quiere destruir un Estado para hacer otro sobre ideas fanáticas nacionalistas propias del siglo XIX. Como Slobodan Milosevic o Radovan Karadzic, poetiza con proyectos que solo pueden generar violencia, odio, dolor y sangre.
No hace falta decir que en cualquier otro país europeo alguien con la abierta intención de destruir la Constitución y la integridad del estado y la Nación no podría ejercer tal cargo. En muchos países tendría vetado hasta dar clase debido a esa militancia subversiva contra el Estado. En España es el jefe de la enseñanza de toda una región. Pero además es miembro de un Gobierno que no preside un friki llegado por alguna pirueta electoral. No. El gobierno que deja en manos de ese enemigo del Estado tal responsabilidad es del PSOE. Del partido que durante más tiempo ha gobernado España en democracia. Marzá debería estar inhabilitado. Pero ni más ni menos que Artur Mas y todo su equipo de gobierno golpista. Poco puede esperarse del partido de Pedro Sánchez y Ximo Puig, cuando el gobierno de Mariano Rajoy sigue de mero observador ante el golpismo sin complejos del presidente de la Generalitat.
HERMANN TERTSCH – ABC – 18/08/15