EL CORREO, 16/10/11
El exsecretario general de la ONU y Nobel de la Paz en 2001, Kofi Annan, encabezará la delegación internacional que acudirá mañana a la Conferencia de Paz de San Sebastián. La lista la completan otros cinco exdirigentes de prestigio, entre los que destacan tres de los principales protagonistas en el proceso de paz de Irlanda del Norte: Gerry Adams, líder del Sinn Fein; Berthie Ahern, exprimer ministro de Irlanda, y Jonathan Powell, que fue jefe del Gabinete de Tony Blair. Pese a que la presencia del exprimer ministro británico se daba ayer casi por hecha -la televisión irlandesa así lo llegó a anunciar-, Blair no estará presente finalmente en el cónclave donostiarra, según aseguraron el coordinador de Lokarri, Paul Ríos, y la miembro del Grupo Internacional de Contacto (GIC) de Brian Currin, Silvia Casale, impulsores ambos del evento. Según explicó Ríos, la intención del exdirigente británico era acudir a la cita, pero «motivos de agenda» y, en concreto, sus compromisos en Oriente Próximo, se lo han impedido. A petición propia, será Powell el que ocupe su lugar en el acto.
Cierran la delegación internacional, de la que cabe destacar la ausencia de representantes sudafricanos, dos personalidades de gran calado. Se trata de la exprimera ministro de Noruega y miembro de The Elders (grupo por la paz creado por Nelson Mandela), Gro Harlem Bruntland, y el exministro del Interior y de Defensa de Francia, Pierre Joxe. La participación en el cónclave de este último resulta especialmente llamativa. Joxe desempeñó su trabajo en el Gobierno galo en los años ochenta, en plena ebullición de la actividad de los GAL. Miembro del equipo de François Mitterrand, impulsó la estrategia de golpes policiales selectivos contra los terroristas de ETA más intransigentes.
La presencia de Kofi Annan supone para la cita de mañana un potente golpe de efecto a nivel internacional. Nobel de la Paz en 2001 y secretario general de la ONU entre 1997 y 2006, su figura es conocida en los cinco continentes y dará una mayor trascendencia mediática a la denominada ‘Conferencia Internacional para Promover la Resolución del Conflicto en el País Vasco’ del Palacio de Aiete. Un cónclave de apenas tres horas de duración -los exmandatarios comenzarán a llegar a mediodía, aunque la reunión oficial se desarrollará entre las dos y las cinco de la tarde-, que alumbrará una declaración que pretende sellar el final definitivo de ETA.
Junto a los seis representantes internacionales se sentarán partidos políticos y delegaciones sindicales. Han confirmado su asistencia todas las fuerzas vascas, excepto PP y UPyD, y las centrales ELA, CC OO, UGT y LAB. Desde el País Vasco francés llegarán Abertzaleen Batasuna y miembros del UMP -formación de Sarkozy- y del Partido Socialista Francés. No acudirá ningún representante de los gobiernos vasco y central. Desde la organización aseguraron ayer desconocer los nombres de las personas que se desplazarán hasta Aiete, si bien se espera que por parte del PSE -partido que finalmente se ha sumado a la convocatoria- asistan Jesús Eguiguren, José Antonio Pastor y Txarli Prieto.
Los participantes, a excepción de los exdirigentes internacionales, dispondrán de tres minutos para exponer sus reflexiones. Debido al ajustado margen de intervención, los organizadores emplazaron a partidos y sindicatos a remitir a lo largo de esta semana sus aportaciones con el fin de agilizar el trabajo. El Grupo de Contacto Internacional celebrará hoy, como último canal previo a la conferencia, una serie de encuentros con personas y colectivos de la sociedad civil. Entre ellos, organizaciones relacionadas con la paz y los derechos humanos, cuyos nombres permanecen en el anonimato.
Meses de negociaciones
Las conclusiones del cónclave se darán a conocer pasadas las cinco de la tarde, tarea que correrá a cargo de la delegación internacional. Silvia Casale descartó ayer revelar cuáles serán, a grosso modo, las líneas generales de la declaración, si bien los organizadores del evento llevan meses puliendo las bases del documento al que se dará lectura en el Palacio de Aiete. Se espera, entre otras cuestiones, que se pida a ETA que abandone definitivamente las armas y se emplace a los gobiernos español y francés a tener un papel activo en el proceso de paz. A los ejecutivos se les reserva dar solución a los aspectos ‘técnicos’ como el desarme, el reconocimiento de las víctimas o la situación de los presos de la banda. «Nuestro objetivo es promover la resolución del conflicto en el País Vasco. Estamos aquí representando a la comunidad internacional, que apoya un proceso de paz inclusivo de manera humilde y respetuosa, para alentar y ayudar, de manera compartida, para que consigan la tan ansiada normalización política», manifestó Casale.
La Conferencia de San Sebastián servirá de colchón a la izquierda abertzale tradicional para que sea la comunidad internacional, y no ella, quien exija a ETA su disolución. Un gesto que evitará tensiones internas dentro de la antigua Batasuna. El cónclave podría suponer así un punto de inflexión en el camino hacia la paz y la normalización en Euskadi. De hecho, se espera que sirva de pista de aterrizaje para que la organización terrorista haga público en los próximos días un comunicado en el que muestre su disposición a abandonar el uso de la violencia, en un gesto que avalaría el carácter irreversible de su declaración de alto el fuego permanente.
Este anuncio se produciría a puertas de la campaña de las elecciones generales, que podrían -así lo indican todas las encuestas- llevar al PP de nuevo a La Moncloa. Motivo este último que, según las fuentes consultadas por este periódico, ha acelerado los acontecimientos, entre ellos la celebración de la Conferencia de Paz de mañana. Y es que la izquierda abertzale es consciente de que la llegada de Mariano Rajoy al Gobierno podría suponer un endurecimiento de la política antiterrorista y frustrar su estrategia para acabar con la violencia en el «corto o medio plazo». Una tesis que también baraja el PNV. Los populares vascos rechazaron acudir a la cumbre de Aiete al considerar que sólo busca «hacer campaña» a Amaiur -la coalición que forman la antigua Batasuna, EA, Aralar y Alternatiba- y «subir el precio de la paz».
Lo que parece descartado, en cualquier caso, es que ETA pueda hacer pública su disolución antes del 20 de noviembre, una cuestión que tendría reservada para más adelante. Se especula que este paso no se producirá hasta 2013, fecha en la que se celebrarán los próximos comicios autonómicos. La banda espera poder acordar con el Gobierno -se entiende que de Rajoy- la entrega de armas y una solución a sus presos.
EL CORREO, 16/10/11