Ignacio Camacho-ABC

  • El Gobierno anda sofocado y sin iniciativa, y el partido está manchado hasta arriba de mierda de sus propias cañerías

Difícil discernir si es más chusco el pinchazo de la operación contra la UCO o el tipo de gente al que han recurrido para hacer el trabajo. Del sanchismo acosado por la corrupción se podía esperar cualquier maniobra sucia en los bajos fondos del Estado, pero la zafiedad de la galería de personajes involucrados en el encargo sorprende tanto como divertido resulta su fracaso. Y ahora pretenden escabullirse calificando de ‘pequeña Nicolasa’ a la chapucera recolectora de información que iba por ahí ofreciendo tratos a abogados y empresarios de reputación tan dudosa como los asuntos que se traían entre manos, y que naturalmente grabaron las conversaciones comprometedoras para ponerse a salvo. Tanto blasón de superioridad moral e impulso democrático para acabar tramando ‘villarejadas’ de aficionados.

Desde hace semanas había en Madrid círculos influyentes anunciando una contraofensiva socialista. Se trataba de utilizar las filtraciones parciales del presunto informe sobre Santos Cerdán para presentarlo como víctima de una cacería y tal vez para intentar anular las pesquisas de la Justicia en torno al círculo de confianza del presidente y a su propia familia. Y he aquí que la brillante estrategia ha saltado por los aires en medio de una descomunal tormenta política que deja al Gobierno sofocado y sin iniciativa y al partido manchado hasta arriba de salpicaduras de mierda de alcantarilla. Avergonzados no, porque desconocen lo que eso significa.

Cuatro días después de saltar el escándalo sigue sin oírse una palabra en defensa de la unidad anticorrupción cuya tarea trataba de desacreditar la supuesta ‘fontanera’. Ni de Marlaska, ni de Bolaños, ni de la jefa de la Guardia Civil, ni de esa brigada de portavoces que apenas balbucean torpes excusas para echar balones fuera. Todo su empeño consiste en desmarcarse del asunto, culpar a la antigua directora de Filatelia (¡!) pillada ‘in fraganti’ de actuar por su cuenta y negar cualquier vínculo con el acopio de munición, vídeos sexuales incluidos, destinada a extorsionar a un fiscal y a varios mandos de la Benemérita. Menos mal que ésta es la tropa que asaltó el poder pronunciando a boca llena la palabra decencia.

Ocurre que hay evidencias previas de que la operación existía, y la iban aventando en términos genéricos personas próximas a Pedro Sánchez. Ocurre que en vez de atenerse a las garantías procesales, subalternos oficialistas buscaban las cosquillas de la Policía Judicial para hacerla objeto de escarnio y/o de chantaje. Ocurre que la autonomía funcional de esa militante zascandil no se la cree nadie. Ocurre que el famoso Peugeot de las primarias era una cloaca rodante donde tres cuartas partes del pasaje han terminado bajo el foco investigador de los tribunales. Y ocurre que es tarde para sacudirse responsabilidades porque el hedor de las cañerías removidas se ha vuelto insoportable.