Juan Van-Halen-El Debate
  • Como se lee poco y abunda la desmemoria, no se recuerda que el primero en proclamar el paso de la entonces AP al centrismo fue Fraga en 1979. Luego Aznar, camino de veinte años más tarde, propuso un viaje al centro para el PP, y quedaban Rajoy y Casado que desearon públicamente el mismo viaje

Se reúne en Madrid el Congreso del PP y muchos españoles miran hacia ese foro del que deben salir, o deberían, respuestas claras para orientar a los ciudadanos. Una alternativa con experiencia de gobierno, con mayorías absolutas detrás, no partidos que no hayan gobernado en solitario, a veces rebeldes de boquilla, que pueden prometerlo todo seguros de que no habrán de cumplirlo. Ese ejemplo sobredimensionado desde dentro, lo encontramos hoy a la derecha y a la izquierda.

La alternativa, desde la oposición mayoritaria, continuaría la anterior gestión eficaz de sus gobiernos, acompasada al tiempo que nos toca, tras la experiencia fracasada del actual Ejecutivo en el que no funcionan ni los trenes, mientras sus ministros, más numerosos que nunca, tienen en general una mediocridad contrastada. Sánchez buscó eso, y lo encontró. Entre sus leales sublimados había cobradores del frac, que aprovechaban para beneficiarse personalmente y, según parece, favorecer económicamente a sus siglas. Todo se sabrá en su día, si no hay muchos magistrados como José Ramón Navarro, entonces presidente de la Audiencia Nacional, que le adelantaba todo a Ábalos y éste a Sánchez. El presidente ya advirtió a Ábalos que la UCO vigilaba a Koldo. Se multiplicaban los cotillos.

Conocí por dentro los congresos del PP durante decenios. Cuando no lo era por mis responsabilidades parlamentarias o de partido, los presidentes elegidos me incorporaban a la Junta Directiva Nacional dentro de su muy limitado cupo. Ya sólo sigo la política, y la enjuicio, desde el comentario. Es más tranquilo y, sobre todo, más libre. Este Congreso llega cuando España no funciona. La gestión no existe. Todo lo que el Gobierno toca lo contamina. Hay que hacer que España vuelva a funcionar. Alrededor de su Congreso, el PP debe meditar.

Se explicó mal el sondeo de Feijóo a los socios de Sánchez sobre una improbable moción de censura. Se trataba de que quedaran retratados en medio de la corrupción. La moción de censura para perderla sería un favor a Sánchez; lo vendería en Europa como una victoria. Lo hizo con la moción de Vox. Pocos lo han entendido o lo juzgan a su conveniencia ideológica.

No se deberían haber adelantado las posiciones del Congreso o las decisiones del presidente elegido que, al ser único candidato, será Feijóo. Ya se sabe quiénes ocuparán los cargos, quiénes los dejarán, a dónde se va. Pero hay alguna opinión de Feijóo recibida con sorpresa. Lo declaró a Susanna Griso: su proyecto no es de izquierdas ni de derechas sino moderado y transversal. Muchos se preguntan qué es eso.

Me extraña la sorpresa. Como se lee poco y abunda la desmemoria, no se recuerda que el primero en proclamar el paso de la entonces AP al centrismo fue Fraga en 1979. Luego Aznar, camino de veinte años más tarde, propuso un viaje al centro para el PP, y quedaban Rajoy y Casado que desearon públicamente el mismo viaje. Feijóo se propone ese camino. Comprender y asimilar las ubicaciones políticas no es fácil. ¿Lo entenderán sus votantes? Las proclamaciones son unas y su práctica y acogida no necesariamente coinciden.

Me imagino que Feijóo trata de alejarse de Vox, aunque para su investidura precisará su apoyo de una u otra manera. Lo que me llega en cientos de mensajes es que el votante no lo acaba de entender y pienso que aumentarán los apoyos voxianos a costa del voto del PP si no se explica. El Congreso sería inmejorable ocasión para aclararlo. Como lo sería que Feijóo aprovechara para anunciar su intención de derogar las leyes ideológicas del sanchismo. Como en los versos de Lope, hay que pasar de las musas al teatro.

La situación que atraviesa España es bochornosa. Ya llega al mundo. Ni siquiera doña Úrsula pone ya ojitos a Sánchez. Espero, como tantos, la desembocadura ideológica y estratégica del Congreso de los populares. El desgobierno y el vacío de Sánchez no se arreglarán con cataplasmas. Que tomen la palabra los españoles. La alternativa, ya.