Ramón Pérez-Maura-El Debate
  • Esta mayoría de siete magistrados está dispuesta a sacar adelante todo lo que le ha ordenado Sánchez. Para eso están ahí. Y los cinco magistrados profesionales saben perfectamente del uso bastardo que está haciendo este gobierno con el Tribunal Constitucional

Los disparates de Leire Díez y Javier Pérez Dolset y los gritos de Víctor de Aldama nos distraen de otros asuntos de trascendencia mayor. De forma notable el proceso de aprobación del borrador de resolución del Tribunal Constitucional sobre el recurso de inconstitucionalidad de la ley de amnistía para los golpistas del 1 de octubre de 2017.

Ya sabemos el disparate jurídico que rodea al borrador en el que se sostiene que la amnistía es posible porque no está expresamente prohibida por la Constitución. Tampoco lo está la pederastia y no creo que a nadie se le ocurra decir que puede ser constitucional. Esta mayoría de siete magistrados está dispuesta a sacar adelante todo lo que le ha ordenado Sánchez. Para eso están ahí. Y los cinco magistrados profesionales saben perfectamente del uso bastardo que está haciendo este Gobierno con el Tribunal Constitucional.

Y de que la participación de los cinco vocales de la minoría en votaciones flagrantemente prevaricadoras está legitimando los acuerdos que se toman. Y es por ello que dada la gravedad de la situación, los magistrados de la minoría deberían recurrir a una medida extrema: no participar en la votación. No acudir al pleno en el que se vote. Eso bloquearía la votación por falta de quorum. El artículo 14 de la Ley Orgánica 2/1979 del Tribunal Constitucional establece el quorum de votación y lo define en dos tercios de los que componen el pleno. Para esta votación son diez magistrados, no doce. El exministro Campo se abstiene convenientemente para no tener que votar lo contrario de lo que dijo en su día. Y al magistrado Macías le han vetado la participación por considerar que ya había fijado posición con anterioridad. Así las cosas, si los cuatro magistrados de la minoría se niegan a participar en el pleno, los asistentes serían solo seis y no habría quorum.

Yo creo que una medida como ésta sólo se puede tomar en casos de extrema gravedad. Pero también me parece que es casi imposible que se den circunstancias de mayor gravedad que las que estamos viviendo. Y eso que cada día nos sorprenden con una nueva barbaridad. Es este Gobierno el que está asaltando todas las instituciones. Y en el Tribunal Constitucional ya han tomado el control. Pero no han llegado a ocupar dos tercios de sus plazas. Por lo tanto, en esta hora los magistrados más profesionales, que son los de la minoría, deberían considerar muy seriamente emplear la única arma legítima que les queda y negarse a participar en la votación de esta resolución cuando sea el momento. Y sin quorum no habrá amnistía. Los españoles de bien se lo agradecerán.