ABC 03/03/14
· Quiere que llegado el caso solo obedezcan a la Generalitat por delante de la Constitución.
· Penetración social Mossos per la independència es una sectorial más de las que promueve la ANC para llegar a la sociedad civil.
La Asamblea Nacional de Cataluña (ANC) continúa con su estrategia de implicar a todos los sectores de la sociedad catalana en el desafío soberanista. Sin embargo, el pasado 21 de febrero dio uno de los pasos más delicados, ya que dio amparo en Tarragona al acto de presentación de la plataforma sectorial «Mossos per la independència», cuyo objetivo último, según las fuentes consultadas por ABC, es conseguir que llegado el caso todos los Cuerpos policiales de Cataluña obedezcan solo a las directrices de la Generalitat, aunque suponga romper con la legalidad constitucional vigente. Días antes del acto, en las redes sociales se pedían «policías que den su vida por defender la nación catalana».
El orador principal fue Miquel Sellarés, director del Centro de Estudios Estratégicos de Catalunya (CEEC) y primer director general de Seguridad Pública con Jordi Pujol, quien criticó a los actuales responsables de los Mossos, empezando por el consejero de Interior, Ramón Espadaler y siguiendo con el director general, Manel Prat y el comisario jefe José Luis Trapero, a los que reprochó falta de liderazgo. Además, lamentó la presencia dentro del Cuerpo de «topos» colocados por el Gobierno.
Sellarés, director del citado «think tank» nacionalista para temas de seguridad y defensa, y con excelentes conexiones con CiU y ERC, se refirió en su intervención a «personal de seguridad», concepto en el que engloba, además de a los Mossos, a las policías locales, bomberos, agentes rurales y de protección civil, que suman unas 35.000 personas.
Guardia Civil a la catalana
Afirmó asimismo que en el caso de una hipotética independencia los Cuerpos policiales son estructura de Estado, por lo que sería necesario, incluso, aumentar el número de agentes que se ocuparan también de nuevas áreas como fronteras, ciberseguridad, seguridad portuaria y aeroportuaria. Pero Sellarés no se conformaría con esto, ya que consideró que junto a la policía civil habría que crear otro Cuerpo de seguridad de naturaleza militar, como es la Gendarmería francesa o la Guardia Civil. Y además creyó imprescindible la creación de un servicio de inteligencia como el CNI, dependiente de Presidencia, porque «no se puede hacer el ridículo con los países de nuestro entorno», que sí los tienen.
Volvió a insistir en su idea de que hay que crear unas Fuerzas Armadas catalanas (uno de los informes elaborado por el CEEC desarrolla este aspecto), si bien no lo consideró urgente a corto plazo, aunque sí es partidario de «montar» una unidad de intervención y respuesta inmediata para hacer frente a cualquier injerencia exterior. Sellarés se refirió asimismo a lo que podría ocurrir el 9 de noviembre, la fecha del referéndum soberanista. Aseguró que no es probable que las Fuerzas de Seguridad o las Fuerzas Armadas intervengan y añadió que en caso de hacerlo los Mossos no deben responder, ya que el primero que utilice a violencia perderá la batalla dialéctica a medio y largo plazo.
La sectorial «Mossos per la Independència» se presenta como un «grupo de mossos que nos hemos unido para defender y servir a nuestro país para alcanzar el estado propio», asegurando al respecto que «no incumplimos la legalidad». «Los Mossos cuanco trabajamos somos profesionales (…) y fuera del trabajo seguimos siendo mossos, pero tenemos nuestras inquietudes».
Los Mossos ante la consulta
El papel de los Mossos d’Esquadra en el proceso soberanista siempre se ha mirado con lupa, y en el campo independentista se ha especulado sobre el papel que deberían jugar ante la hipotética celebración de una consulta no autorizadal. Si bien el presidente Artur Mas ya ha anunciado que va a convocar dicha consulta, también ha asegurado que no va a hacer nada que quebrante la ley, dando a entender, por tanto, que la consulta en sí es irrealizable. En estas circunstancias, causaron alarma las palabras que en octubre de 2012, en plena inflamación tras la primera manifestación de la Diada, pronunció el entonces consejero de Interior, Felip Puig, apuntando que, llegado el caso, los Mossos estarían «al servicio del país y de sus instituciones». «Podrá haber momentos en que haya gente que quiera contraponer una legalidad jurídica a una legalidad democrática», añadió.
Sus palabras fueron contestadas con dureza por el Sindicato de Policías de Cataluña, que pidió a los partidos que dejen a los Mossos «al margen de cualquier debate político», recordando que el Cuerpo estará siempre al servicio de la ley. Partidos como el PP, C’s y el PSC pidieron la dimisión de Puig, que no llegó, aunque sí su relevo tras las elecciones. Le sustituyó Ramon Espadaler, un hombre de UDC, muy alejado del ardor de Puig y que nada más entrar ha tenido que centrarse, más que en azuzar a los Mossos por el camino del soberanismo, en recomponer la imagen del Cuerpo tras varios casos de violencia policial.
ABC 03/03/14