ABC 24/02/17
· Por contra, los progresistas hablan de un «claro retroceso» en su independencia
Las dos principales asociaciones de fiscales han interpretado de modo contrapuesto los relevos en el Ministerio Público. El grupo con mayor peso en el Consejo Fiscal, la Asociación de Fiscales (AF), considerada de tintes «conservadores», defendió ayer que el proceso de los nombramientos ha funcionado con normalidad y los elegidos han sido fiscales «de primer orden». Así se expresó la presidenta de la AF, Concepción Talón, quien pidió que «se deje trabajar a los fiscales». Sostiene que los nuevos dirigentes «harán un buen trabajo como han hecho los anteriores».
Por contra, el presidente de la Unión Progresista de Fiscales (UPF), Álvaro García Ortiz, reiteró ayer que los nombramientos «suponen un claro retroceso en la pretendida autonomía del Ministerio Fiscal».
Mientras, el portavoz de la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales (APIF), Miguel Pallarés, hizo hincapié en las críticas que su organización ha reiterado en numerosas ocasiones sobre el proceso de nombramientos. A su juicio, tanto los elegidos como los salientes son «profesionales intachables», pero se les elige sin criterios objetivos de baremo en la selección, informa Efe.
Durante los más de cinco años que lleva Mariano Rajoy en la Presidencia del Gobierno solo se habían producido cambios en la Fiscalía General del Estado, mientras habían permanecido intactos los fiscales jefes Anticorrupción y de la Audiencia Nacional heredados de etapas anteriores. Cuando el PP recuperó La Moncloa, tras las elecciones generales de noviembre de 2011, procedió a renovar a la máxima autoridad de la Fiscalía, nombrando a Eduardo Torres-Dulce como fiscal general del Estado.
El relevo en la cúpula con el cambio de gobierno es habitual. Su predecesor, Cándido Conde-Pumpido, fue nombrado fiscal general del Estado tras la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de marzo de 2004, en sustitución de Jesús Cardenal, que provenía de la etapa de José María Aznar.
· Independencia
Durante los últimos años, Anticorrupción ha llevado el peso de los casos que más daño han hecho al PP
Tras la dimisión de Torres-Dulce, el Ministerio de Justicia apostó por Consuelo Madrigal, cuyo relevo se produjo en menos de dos años para encontrar otro perfil más idóneo que afrontara el proceso secesionista en Cataluña.
Por contra, en la Audiencia ha permanecido Javier Zaragoza, pese a los intensos rumores sobre su sustitución y poca sintonía con el Gobierno. Zaragoza accedió al cargo en mayo de 2006, en la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero.
Más longevo ha sido Antonio Salinas, que estaba al frente de la Fiscalía contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada desde el año 2003. Por tanto, fue nombrado en la etapa de Aznar, lo mantuvo Zapatero en sus ocho años y lo confirmó Rajoy durante el último lustro.
Villarejo, a Podemos
La Fiscalía Anticorrupción es la más joven, ya que fue creada en 1995, en el último suspiro del Gobierno de Felipe González, siendo Ministro de Justicia Juan Alberto Belloch y Fiscal General del Estado Carlos Granados. Su primer Fiscal jefe fue Carlos Jiménez Villarejo, que ocupó el cargo hasta el año 2003, cuando José María Aznar ya llevaba en La Moncloa siete años.
No se puede decir precisamente que hubiera sintonía ideológica entre ambos. De hecho, años después, en 2014, Villarejo fue elegido diputado del Parlamento Europeo en las listas de Podemos. Dejó el escaño solo unos días después de su nombramiento y dijo que concurrió a las primarias de la formación morada para impulsar al nuevo partido.
En los últimos años, Anticorrupción ha llevado la acusación de una serie de casos que han pasado una factura enorme al Partido Popular, sin que el hecho de que es la formación que gobierna haya pesado. Esta fiscalía impulsó la operación Púnica, que estalló en octubre de 2014 con Francisco Granados, exsecretario general del PP de Madrid, como máximo líder.
Anticorrupción también ha seguido trabajando con independencia en el caso Gürtel, que se inició en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero y su ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y que ha dado lugar a piezas separadas tan mediáticas y dañinas para el partido del Gobierno como son los papeles de Bárcenas.
Los fiscales al frente de los casos más sensibles han demostrado con creces haber actuado contra la corrupción sin contaminación política.