EL MUNDO 04/04/14
· El juez considera que fue el autor material de la muerte del cabo Ramos.
· Sólo podrá salir de casa para recibir tratamiento médico escoltado por la Ertzaintza.
La Audiencia Nacional encerró ayer en casa a Bolinaga. El etarra enfermo de cáncer no podrá ya pasearse libremente por Mondragón, la misma localidad guipuzcoana en la que supuestamente cometió el asesinato que ayer le llevó como imputado ante el juez. El magistrado Ismael Moreno señala a Josu Uribetxeberria Bolinaga como el autor material de los disparos que la noche del 8 de junio de 1986 acabaron con la vida del cabo primero de la Guardia Civil Antonio Ramos Ramírez.
Conforme a la petición de la Fiscalía, el juez ordena la prisión provisional atenuada de Bolinaga, que deberá permanecer en su casa en todo momento. «Únicamente podrá salir de su domicilio durante las horas necesarias para el tratamiento de su enfermedad», dice el auto del instructor.
El juez estrecha así la libertad condicional que el etarra disfrutaba desde hace año y medio. En octubre de 2012, con el alta médica y las resoluciones del juez de Vigilancia y de la Sala de lo Penal en la mano, Bolinaga salió del Hospital Donosti camino de Mondragón. Desde entonces, se le veía casi a diario dando unos paseos hasta el bar de los que ahora deberá prescindir.
El juez acordó también ayer la prisión incondicional de los otros dos miembros del comando Bellotxa imputados por el asesinato: Jose Luis Erostegi (que supuestamente acompañó a Bolinaga al hacer los disparos) y Javier Ugarte (que esperaba en un coche para la huida). Ambos estaban ya en prisión cumpliendo largas condenas.
La reapertura de la causa fue reclamada por la Fiscalía el pasado 19 de febrero, después de recibir un informe de la Guardia Civil que apuntaba a Bolinaga, Erostegi y Ugarte como autores del atentado. Tras la publicación del informe por este diario el pasado lunes, el juez reclamó urgentemente los testimonios que les incriminan, pidió los informes médicos de Bolinaga y citó a declarar a los tres imputados. No hay más diligencias pendientes, lo que hace previsible que la causa continúe a ese ritmo frenético, es decir, que la Fiscalía pida en un plazo muy breve el procesamiento de los etarras, que el juez lo acuerde –a la vista del abundante material incriminatorio que refleja en los autos– y que el sumario quede concluido para juicio.
Contra Bolinaga y el resto de etarras pesan, sobre todo, declaraciones de miembros de su comando –desarticulado en 1997, con la liberación de Ortega Lara– que les señalan como autores del atentado. Especialmente valiosa es una declaración que identifica a Bolinaga como autor material. Se trata de una declaración ante el juez, no sólo ante la Policía, lo que la hace especialmente valiosa para una eventual condena.
Bolinaga declaró ayer por videoconferencia desde los juzgados de Vergara (Guipúzcoa). Dijo en euskara que no iba a responder. Su defensa se opuso a la prisión alegando que los hechos estaban prescritos, tesis frente a la que la Fiscalía sostiene que el arresto del comando y el interrogatorio sobre el asesinato de Ramos interrumpió el plazo de prescripción. La defensa también alegó que las confesiones de los etarras se obtuvieron con malos tratos.
Esos argumentos, además del estado de salud de Bolinaga, constarán en los recursos que con toda seguridad presentarán las defensas contra las medidas de prisión atenuada y el eventual procesamiento. La decisión última estará en manos de una de las cuatro secciones de la Sala de lo Penal de la Audiencia.
En cuanto a Erostegi y Ugarte, llegaron a la Audiencia en un furgón de la Guardia Civil. Erostegi se negó a declarar, limitándose a negar su relación con los hechos. Ugarte llegó a reconocer su pertenencia a ETA, pero cuando el fiscal comenzó a preguntarle decidió no hablar más.
En sus autos de prisión, el juez reproduce dos declaraciones contra Bolinaga prestadas en 1987 por los dos encarcelados ayer. Primero, la de Erostegi: «Se desplazan al barrio de San Andrés, donde el diciente localiza el vehículo del Guardia Civil y espera a que se monte en él, marcándolo en ese momento para que Jesús Mari [Bolinaga] dispare».
Segundo, la de Ugarte: «También atentaron contra otro guardia civil en la localidad de Mondragón, que fue en la puerta de bar, que fue realizado por Josu [Bolinaga] y José Luis [Erostegi], que no sabe si disparó uno sólo o los dos, que el guardia civil resultó muerto, que el declarante no participó en el asesinato, pero que sí realizó vigilancias».
El informe de la Guardia Civil añade otros datos que corroborarían ante un tribunal las declaraciones incriminatorias. En concreto, que el modus operandi del atentado –tanto en la fecha como en la zona en que se cometió– coincide con el que, según el comando bellotxa, así como que el arma que mató a Antonio Ramos, ya había sido empleada en un atentado anterior por el que fueron condenados los mismos tres etarras.
Con esos indicios, el fiscal Vicente González Mota y el juez Moreno estiman que hay motivo suficiente para ordenar la prisión provisional de los etarras, que en el caso de Bolinaga queda atenuada, con vigilancia de la Ertzaintza, a la luz de los informes médicos y de los argumentos con los que la Sala de lo Penal le concedió en su día la libertad condicional. El juez aplica un artículo de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que permite que «la medida de prisión provisional del imputado se verifique en su domicilio, con las medidas de vigilancia que resulten necesarias, cuando por razón de enfermedad el internamiento entrañe grave peligro para su salud». El juez o tribunal podrá autorizar que el imputado salga de su domicilio durante las horas necesarias para el tratamiento de su enfermedad, siempre con la vigilancia precisa».
EL MUNDO 04/04/14