Las víctimas dicen estar preocupadas por «quién escribirá el relato final de tanto sufrimiento»
Los tres mejores antídotos contra la impunidad de los terroristas son la justicia, la verdad y la memoria. Por ello, la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) quiere sentar las bases para que el relato final de más de medio siglo de genocidio etarra sea obra de quienes la han sufrido, y no de sus verdugos. Con este ánimo celebra hoy y mañana en Madrid un Congreso conmemorativo de su 30 Aniversario, al que acudirán el fiscal Fungairiño, el embajador Rupérez y el general Ballesteros, director del Instituto Español de Estudios Estratégicos.
La directora de campaña, Cristina Cuesta, reconoce que la ausencia de atentados puede desmovilizar a la sociedad. Un hecho que preocupa a las víctimas porque la banda, lejos de desaparecer, va a teledirigir los movimientos de Bildu en las instituciones. «Estamos en el recorrido final del terrorismo, pero va a ser muy largo. Nos tenemos que preparar para ese escenario, que pasa por la disolución sin condiciones de la banda, la entrega de las armas y la petición de perdón a las víctimas». Hablar de Cristina Cuesta es hablar de 25 años de militancia contra el genocidio etarra. «A las víctimas nos preocupa quién escribirá ese relato final de tantos años de sufrimiento, si los terroristas o las víctimas. Y la preocupación ahora es mayor, porque con la llegada de los amigos de ETA a las instituciones se está legitimando a los terroristas».
Cómplices institucionales
¿Si ETA ordenara la reanudación de la actividad terrorista, cogerían las armas muchos de los mil y pico concejales que Bildu ha colado en los ayuntamientos? «No podría afirmar eso, pero para mí tan terrorista es el que aprieta el gatillo como el que legitima la violencia. Y Bildu la está legitimando, porque no ha denunciado ni rechazado los más de cincuenta años de terror de ETA». En este sentido, Cristina recuerda que muchos de los bildutarras instalados en las instituciones «son los mismos que anteayer daban gritos de apoyo a la banda».
Desde los ayuntamientos, Bildu podría impulsar, con dinero público, la «euskomemoria» que una plataforma filoetarra ya ha comenzado a elaborar, en la que los pistoleros son presentados como «luchadores» que combaten por la «liberación de Euskadi». Entre sus «redactores» figura Mattin Troitiño, sobrino del prófugo Antonio Troitiño, e hijo de Domingo Troitiño, el «gudari» que «combatió» en el «frente de Hipercor. «Es increíble —se lamenta Cristina Cuesta— que la Democracia española, sus instituciones, no hayan sabido articular una narrativa del vencedor —la sociedad—para neutralizar la estrategia de los culpables —los etarras—». «Los amigos de ETA han empleado medios, estrategias, apoyo de los militantes para elaborar la narrativa nacionalista del terrorismo». Por el contrario, «ni institucional ni socialmente se ha conseguido una narrativa de las víctimas. No hay un centro que recoja la memoria de quienes han sufrido el zarpazo del terror, ni un archivo». Y lo que es más grave, denuncia, «porque no hay voluntad política para que esto salga. Los intentos que hemos hecho las víctimas se han frustrado por falta de apoyo político».
De esta manera, prosigue, «tiene ventaja la estrategia nacionalista, que es la de menospreciar a las víctimas, transmitir que aquí todos han sufrido, que no hay diferencias entre víctimas y verdugos. Y ello porque el nacionalismo quiere salvaguardar los fines de ETA, que son los suyos, aunque no los medios».
Por ello, el Congreso quiere dar voz a las víctimas para que el relato definitivo de estos más de 50 años de terror sea fiel a la Historia.
ABC, 10/6/11