ARCADI ESPADA – EL MUNDO – 01/09/16
· Esta vez no habrá necesidad de que empiecen las ceremonias estadísticas sobre el ganador del debate porque yo voy a adelantarme. Los señores Iglesias, Domènech, Baldoví, Beitialarrangoitia, Tardà, Homs y algún otro etcétera en el que haya podido incurrir el olvido, es decir, los representantes, cada vez más numerosos en la cámara, del nonsense, aquellos para los que la inexistencia de gobierno es una excelente noticia dado que ellos trabajan para el fin superior de la destrucción del Estado y del sentido, ganaron claramente la sesión de investidura y son los únicos que salieron del Congreso con la sonrisa en la cara.
Su victoria ni siquiera puede corregirse con la ayuda del periodismo. El periodismo en España no tiene recursos. Si los tuviera habría sometido la sesión de investidura a un concienzudo y tecnológico fact-checking que evidenciara la apopléjica cantidad de mentiras, medias verdades, incompetencias lógicas, falseamientos estadísticos, tergiversaciones históricas, falacias retóricas, la catarata despiadada de bullshit, de palabra basura, que las bancadas del nonsense vertieron sobre una cámara inerme. Pero el periodismo aún sigue escribiendo Baldoví, dos puntos comillas, sin que le tumbe el horror vacui.
En la primera parte de su intervención, el diputado sánchez castejón trató de explicar por qué el patriotismo no puede invocarse para obligarle a apoyar a Rajoy. Se escudó en Azaña: «Nadie tiene el derecho, en una polémica, de decir que su solución es la mejor porque es la más patriótica; se necesita que, además de patriótica, sea acertada». Sí, es una elemental evidencia. Hay otro factor en contra del uso del patriotismo en la política y es la dificultad de trazar su perímetro moral. Sin embargo, y dada la excepcional situación española, las dificultades que la razón pone al patriotismo están cediendo.
No es que la bancada de los nonsense sea catalana, gallega, vasca, o comunera de Castilla, es decir, sentimentalmente antiespañola; es su vínculo racional con la Democracia y el Sentido lo que tiembla. «No somos españoles», dicen y repiten.
Bueno, pues es el momento de aceptarlo y de celebrarlo. Porque España es un Estado democrático, donde rige el sentido, o al menos su aspiración, en el manejo de los asuntos públicos. Se entiende bien lo que dijo Azaña. España es la solución acertada.
El irresoluble problema de sánchez castejón es que su no a Rajoy será siempre un sí inexorable a la bancada.
ARCADI ESPADA – EL MUNDO – 01/09/16