Ignacia De Pano-Vozpópuli
- De Koldo a Leire todos comparten prepotencia, falta de escrúpulos y osadía sin límites
Los grupos de WhatsApp de la burguesía vasca echan humo. Tras escuchar los audios publicados hoy en El Confidencial entre la fontanera de Ferraz Leire Díez Castro y el empresario huido a Dubái Alejandro Hamlyn López-Tapia todos tienen algo que contar. Pasada la primera sorpresa de encontrarse con una voz conocida negociando papelitos con la protegida de Santos Cerdán, les encaja perfectamente que puestos a buscar a un delincuente sin escrúpulos para ensuciar la figura intachable del teniente coronel Antonio Balas los esbirros del poder hayan dado con él.
Hamlyn, que habla con el acento típico aparentemente llanote pero, a la vez, profundamente clasista con el que los hijos de la oligarquía vasca piden chuletones en los restaurantes del lujo del Valle de Arán, está acusado por la fiscalía de pertenecer a una organización criminal que le debe 154 millones de euros a Hacienda por una trama de hidrocarburos. El chico sigue en eso la estela familiar. Es nieto del armador José María Lopez-Tapia Espinosa, alias “El Sordo”, que en los años ochenta se dedicaba al contrabando de hidrocarburos desde Nigeria, y con el que ha mantenido una estrecha relación familiar. En 1984 uno de los petroleros del abuelo, el Izarra, con veinte tripulantes españoles, fue interceptado por las autoridades nigerianas cuando huía a aguas internacionales con el gasoil de contrabando. El barco fue retenido durante meses, llegando incluso a condenar a muerte a su capitán Luis Peciña.
Hamlyn amaga, insinúa, sugiere, pero no da. Su instinto le lleva a no fiarse de su interlocutora, cosa que no extraña. No da porque no tiene. Primero dadme garantía sobre lo mío y luego te doy lo tuyo
A pesar de la condena a la pena capital de su capitán y de la detención de la tripulación, el abuelo del interlocutor de Leire Díaz no movió un dedo ni dejó sus vacaciones de verano, abandonando a su suerte a sus tripulantes. De esas aguas, nunca mejor dicho, ha bebido el empresario que ahora se refugia en Dubai esperando venderle la mula ciega al que pueda ayudarle en sus cuitas judiciales. El ansia viva de Leire Díez Castro por cargarse la reputación del teniente coronel Balas es tan imperiosa que está dispuesta a darle credibilidad a un personaje que ha hecho de la mentira su fuente principal de ingresos. No le interesa que le explique nada de entramados societarios, intuyo que porque carece de formación para entenderlos. Ella va directamente a la chicha, al cotilleo, a la información que pueda desactivar al jefe de la UCO. Y cuanto más simple, mejor porque más fácilmente podrá esparcirla a través las redes sociales de las que es entusiasta usuaria con un contenido de una virulencia verbal notable.
Hamlyn amaga, insinúa, sugiere, pero no da. Su instinto le lleva a no fiarse de su interlocutora, cosa que no extraña. No da porque no tiene. Primero dadme garantía sobre lo mío y luego te doy lo tuyo. Leire Diez, la fontanera de la que ahora reniega el PSOE, se revuelve. Le urge cargarse a Balas que está cercando la corrupción de esos jefes que ahora la niegan.
Asco y miedo en Sánchezlandia
La conversación es bochornosa, propia de una banda mafiosa. Hay que reconocerle a Santos Cerdán ojo para escoger a sus peones. De Koldo a Leire todos comparten prepotencia, falta de escrúpulos y osadía sin límites. Dispuestos a arrollar todo lo que se interponga a su paso. La UCO es el gran enemigo a batir. para neutralizar sus investigaciones y proteger a sus jefes vale todo, incluído contactar con un señorito de Getxo que jamás la aceptaría en su mesa y de cuya trayectoria familiar se podría hacer varias series de televisión. Y la reputación del teniente coronel Balas, ese bien tan delicado que se tarda toda una vida en construir y que puede destruirse en un segundo, amenazada por lo que estos dos personajes puedan acordar para su mutuo y oscuro beneficio.
Da mucho asco y mucho desánimo que nuestras peores sospechas sobre la banda que nos gobierna se comprueben verídicas una y otra vez. Pero sobre todo da miedo. Están contra la pared y no hay nada peor que la desesperación del que no tiene principios que lo contengan.