Un amigo mío que se pasó 25 años en una Universidad de EEUU se asombró al volver de que el partido gobernante, el PSOE, era “una cuadrilla de delincuentes”, aunque él venía de familia socialista. Esta semana ha sido la de la revelación del PSOE y sus socios. Borja Sémper lo resumía el miércoles, al afear a Yolanda Díaz sus pucheritos contra la corrupción, “porque es demasiado grave en este país”. Sémper la atajó rápido y exacto: “es tan grave la corrupción que usted mañana va a votar a favor de amnistiarla”. ‘Mañana’ era el jueves y efectivamente, Yolanda y sus 26 diputados votaron por amnistiar a los corruptos y a los terroristas del procés.
Ayer se registraron 178 votos favorables y 172 contrarios. El pasado 30 de enero los votos contrarios fueron 179. ¿Debió decaer el proyecto al ser derrotado por mayoría absoluta? Puede que sí, pero el Reglamento del Congreso (art. 131.2) permite hacer la interpretación contraria, que había que devolverlo a comisión y Paquita Armengol siempre va a hacer la que convenga al mando.
La Fiscalía reveló ayer en un comunicado oficial las negociaciones entre el Ministerio Público y el abogado de la pareja de Ayuso, lo que llevó a Alberto González a anunciar querella contra la vicepresidenta Montero y la Fiscalía por revelación de secretos, que es un delito. ¿Y saben de quién partió la orden? Pues sí, del inidóneo, el mismísimo fiscal general del Estado.
Había inaugurado Sánchez la semana convirtiendo el control al Gobierno en control a la oposición; no respondió a lo que se le preguntaba y conminó a Feijóo a dar explicaciones y a exigir la dimisión de Ayuso.
Las sesiones de control no estaban creadas para eso. Armengol debió llamarle a la cuestión, artículo 102 del Reglamento: “Los oradores serán llamados a la cuestión siempre que estuvieren fuera de ella…” Tres veces exigió el presidente la dimisión de Ayuso, siempre fuera de la cuestión. ¡Y la foto del narco, 29 years ago!
La víspera, en el Senado, lo mismo, aludiendo a la «gran mentira» del PP tras los atentados del 11 de marzo. Hizo un pequeño estrambote al rechazar los augurios de Alicia García sobre la estabilidad de su Gobierno: «Llevan ustedes seis años diciendo que esta legislatura se acaba. Pues mi Gobierno acaba de empezar la tercera». Prueba de que la senadora tenía razón y que las legislaturas se le acaban antes de tiempo. Tres legislaturas en seis años. Según confesión propia, le duran la mitad de lo previsto.
También mintió, claro: “ustedes pidieron la dimisión de la directora general de la Guardia Civil, por un caso que afectaba a su pareja y que posteriormente fue archivado”. No es lo mismo, ni siquiera parecido. María Gámez y su marido compraron a pachas cuatro pisos, 2,7 millones, suma que coincide con el dinero que él recibió de los Eres, presuntamente, claro, y se archivó por un error judicial que dejó sobrepasar los plazos de la instrucción. Hubo mucho error judicial en la instrucción de los Eres.
Luego está lo de Ayuso, caso en el que solo hay un delito cierto e indudable: la difusión (Sánchez diría infusión) de una investigación fiscal a su pareja por haberse violado el artículo 95 de la Ley Gral. Tributaria sobre el carácter reservado de los datos con trascendencia. Lo perpetró la ministra de Hacienda y la Fiscalía como he dicho. El Código Penal recoge (art. 417) las penas que corresponden a “la autoridad o funcionario público que revelare secretos o informaciones de los que tenga conocimiento por razón de su oficio o cargo y que no deban ser divulgados” y que pueden llegar a prisión de hasta cuatro años, multa hasta 18 meses, y suspensión de empleo o cargo público hasta tres años cuando se trate de secretos de un particular, como parece el caso.
Hay, pues, delito y como diría Forrest Gump, delincuente es el que comete delitos. En este caso, el fiscal general del Estado y la ministra de Hacienda, que es la jefa suprema de la Agencia Tributaria y que rajó lo de la pareja de Ayuso. Interpelada sobre ello dijo que se había enterado por los medios. Una mentira más. La ministra dijo que González había cobrado dos millones en comisiones por mascarillas a las 17:30 y el diario.es, evacuatorio de la filtración, no lo publicó hasta las 21:37. Blanco y en botella, por resumir: estamos gobernados por una mafia. Son unos delincuentes.