Arcadi Espada-El Mundo
- 1. TODA lengua es una metástasis. Resulta atrevido que se pueda considerar patrimonio de la humanidad semejante replicación infecciosa de la célula originaria.
2. Entre las primeras decisiones de los niños está la de darse un código que los demás no entiendan. El único sentido que tienen las lenguas en esta etapa aún pueril de la humanidad.
3. La proliferación lingüística debe ser encarada políticamente de manera realista. No parece sensato un régimen de multas lingüísticas por hablar lenguas, como otros lo instauran por no hablarlas. Pero la proliferación no debe seguir gozando de prestigio. Es un imponderable cultural y debe recibir el mismo castigo moral y político que recibe, por ejemplo, el imponderable biológico de la desigualdad.
4. Hay que instalar contadores lingüísticos en las ciudades. En Barcelona, en el monumento a Colón. Cada vez que muera una lengua registrarlo y celebrarlo con una bella onomatopeya rugiente.
5. No hay nada intraducible. Pero si lo hubiera, déu n’hi do el mísero interés que tendría.
6. Fue un ilustrado, Moratín, el que puso a las lenguas en su sitio –y no a los portugueses, contra lo que cree el vulgo ibérico– de una manera más clara, rápida y profunda: «Asombróse un portugués que, desde su más tierna infancia, todos los niños en Francia supieran hablar francés».
7. El único error de los esperantistas fue añadir otra lengua al letal acervo.
8. A diferencia de Ícaro en Babel lo principal no es el pecado sino el castigo. El castigo de las lenguas. «Y dijo el Señor: Forman un solo pueblo, con una misma lengua para todos, y esto es sólo el comienzo de su obra; ahora no les será imposible nada de lo que intenten hacer». Es impresionante que los capellanes hayan conseguido hacerlo pasar por virtud.
9. Una gran definición sobre el lingüismo en el Diccionario: «Desviación sexual que consiste en fijar alguna parte del cuerpo humano o alguna prenda relacionada con él como objeto de la excitación y el deseo».
10. Las presuntas ventajas neurológicas del manejo de lenguas recuerdan las ventajas neurológicas de ser taxista en Londres, tan útiles para hacer de taxista en Londres.
11. Entre las desgracias españolas resaltan las de sus –llamémosles– lenguas, sólo mitigadas por la articulada koiné que las soporta, también llamada lengua franca por algún corrupto catalán.
12. Así pues es indudable que la propuesta de Cs de rebajar de requisito a mérito las vernáculas es un paso pequeñísimo, aunque en la dirección adecuada, que es la de la extinción.